Las recientes canonizaciones de Juan XXIII y Juan Pablo II han traído a la palestra mediática el fenómeno de los "milagros". Milagro es un hecho inexplicable por las leyes naturales que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.

Para entendernos, si bien la probabilidad de ganar el premio mayor del Euromillón jugando un solo boleto (1/116.581.800, cinco bolas y las dos estrellas) es inferior a la probabilidad de sanación milagrosa en Lourdes el premio no puede considerarse un milagro. Por improbable que sea, el resultado no contradice las leyes naturales ni requiere recurrir a intervención sobrenatural de origen divino para explicar su frecuencia.

David Hume, radicalmente escéptico, fue el primer filósofo en aplicar informalmente la teoría de probabilidades al fenómeno de los milagros que, en su opinión, eran creencias supersticiosas de pueblos atrasados. La multiplicación de panes y peces no se observa en las sociedades modernas. Aun así, el 35% de franceses creen en los milagros y el 72% de norteamericanos también.

Desde mediados del siglo XIX los milagros se limitan particularmente a sanaciones de personas, inexplicables científicamente, que la medicina dio por desahuciadas. Para evitar críticas, desilusiones y engaños de charlatanes la Iglesia católica puso en pie, el pasado siglo, varias comisiones científicas. Los criterios que aplica la Comisión científica internacional de Lourdes para dar el visto bueno al reconocimiento de sanación milagrosa son drásticos. La enfermedad debe haber sido diagnosticada previamente como muy grave, con pronóstico fatal, y de tipo orgánico o lesión, lo que excluye las sicopatologías. Además, la enfermedad no debe haber sido precedida de tratamiento rechazándose los cánceres remitidos inexplicablemente. Otro requisito es que la sanación debe haberse producido rápida y definitivamente.

Desde la creación de los archivos de Lourdes, en 1883, de 7.012 declaraciones de remisiones supuestamente milagrosas la Iglesia solo reconoció 67 milagros. Estimando la serie cronológica de peregrinos a Lourdes, mayoritariamente turismo religioso, y el porcentaje, más o menos preciso, de enfermos reales se llega a la frecuencia media de sanación milagrosa. A partir de ahí, la probabilidad de que suceda una sanación milagrosa (evento o suceso raro) en un periodo determinado de tiempo se obtendrá, con cierto margen de error, mediante la ley/distribución de Poisson (aplicable a eventos/sucesos raros e independientes cuando los ensayos/resultados del experimento aleatorio son numerosos). Para poder hacerse una idea del significado científico de la probabilidad primero habrá que saber si fuera de Lourdes existen otros lugares en los que se produzcan asimismo remisiones, solventemente documentadas, inexplicables científicamente y, en segundo lugar, si la probabilidad es pequeña o grande.

Lejos de Lourdes, en los hospitales de todo el mundo se conocen casos de remisiones completas. Brenda O'Regan y Caryle Hirshberg han censado 1.574 casos de remisiones en hospitales, entre 1864 y 1992, de los cuales el 70% corresponden a cánceres considerados desesperados pero previamente tratados. Por tanto, excluyendo cánceres, los 472 casos de remisiones espontáneas, en 128 años, puestos en relación con las incidencias de las enfermedades se obtiene la frecuencia de 1 caso por 333.333 de sanaciones inexplicables con los conocimientos científicos actuales. Según la distribución de Poisson, la probabilidad de sanación milagrosa para el año 2015 en Lourdes o en los hospitales del censo de O'Regan y Hirshberg no difiere demasiado. Queda por saber si la probabilidad es pequeña o grande.

El matemático francés Emile Borel -uno de los grandes probabilistas del siglo XX- en su libro "Valeur pratique et philosophie des probabilités" introdujo el concepto de "Probabilidad desdeñable" (Probabilité négligeable). En el enfoque de Borel no tiene sentido hablar de probabilidad pequeña o grande en sí misma, solamente lo tiene en función de la escala del fenómeno considerado. Borel procedió a una estimación numérica de las probabilidades desdeñables distinguiendo tres escalas: humana, terrestre y cósmica. A escala humana, una probabilidad debe considerarse desdeñable si es inferior a uno divido por un millón; a escala terrestre, uno dividido por diez potencia quince, bajo hipótesis de mil millones de habitantes (más o menos los que había en el mundo en la época de Borel). Finalmente, a escala cósmica, uno dividido por diez potencia cincuenta.

No es lo mismo un evento improbable que un suceso imposible: ¿en qué consistiría el milagro, en la ocurrencia de lo imposible o de lo improbable? A escala humana, no quiere decir que un suceso o evento sea imposible cuando su probabilidad es de uno entre un millón -por ejemplo, el síndrome de Layell- sino que un ser racional debe actuar como si el evento no se hubiese de producir aunque en medicina, o en las centrales nucleares, hay que aplicar el principio de precaución. O sea, todo hecho que a escala humana pueda suceder con una probabilidad superior a uno entre un millón -las sanaciones milagrosas de Lourdes- no debe considerarse imposible en el sentido de desdeñable. Los milagros de Lourdes son simplemente sucesos improbables, pero no desdeñables, porque en el estado actual de la ciencia carecen de explicación.

Brutal e inesperadamente, el razonamiento anterior lleva en su seno una bomba de relojería con gran carga destructora para las tesis de los "negacionistas" de milagros aunque a primera vista parezca darles la razón. Al suscribir el concepto boreliano de probabilidades desdeñables a escala humana debemos aceptarlas también a escala cósmica. Con lo cual el más improbable de los eventos -y definitivamente el mayor de los milagros- sería la existencia del Universo pues debido al ajuste fino de las constantes de la física su probabilidad de ocurrencia es infinitamente más pequeña, 1 dividido por 10 potencia 145, que la probabilidad desdeñable de Borel a escala cósmica.

* Economista y matemático