A José Ángel Montenegro

Acabo de enterarme que algunas organizaciones y partidos nacionalistas no tenían previsto conmemorar el Día da Patria Galega sino el da Matria. Bien está. Pero, en tratándose de gestos, yo sugeriría que esas organizaciones condenasen también sin adarme de ambigüedad el terrorismo independentista. Sugerencia asaz ingenua pues ni siquiera son capaces de limpiar su vulgata historicista de las escorias racialistas/racistas que por vía de celtismo impregnan el arcoiris nacionalitarista. No es humo de pajas que Briga, especializada en matonismo y cobardes coerciones violentas a Galicia Bilingüe, signifique "fortaleza" en celta/celtíbero.

Debe reconocerse, no obstante, el serio trabajo de nacionalistas científicamente solventes, verbigracia, Francisco Calo Lourido, lúcido autor del notable libro "Os celtas. Unha (re)visión dende Galicia". Es una excepción toda vez que desde Murguía el nacionalismo gallego perdió completamente el sentido de la realidad y, a veces, del ridículo.

Hay que ser sectario y simplón como Murguía para retorcerle con tanta saña el pescuezo a la razón postulando, sin prueba alguna, filiación genética directa y dominante entre gallegos e irlandeses. Esta tesis hunde sus raíces en la mitología. Pero mito, en Corrubedo o en Irlanda, significa narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico protagonizada por personajes de carácter divino o heroico. Uno de esos fue Breogán/Breogan según el Leabhar Gabhála Éireann (también Leabhar Ghabhála Érenn, "Libro de las invasiones irlandesas") La existencia de un trasunto real de Breogan -descendiente de faraones, mira tú, como Lola Flores- es tan verosímil como la de Batman, lo cual no impide que algunos espíritus infantiles crean en ambos. Qué nadie se espante pero el otro día leí en un periódico de Compostela una información, redactada en sintonía con el esbardalle cultural legado por Murguía y Pondal, refiriéndose al gallego como "lengua de Breogán".

Veamos. Ith, según el Leabhar Gabhála uno de los diez hijos del caudillo Breogan, subió una noche a la torre construida por su padre y descubrió la costa de Irlanda. Ith viajó a conocerla, con tan mala fortuna que los litigiosos pretendientes al trono -protegidos de los Tuatha Dé Danann, semidioses- acabaron asesinándolo traicioneramente. En venganza y asimismo por afán de conquista, su sobrino Mil Espáine (del latín Miles Hispaniae, soldado de Hispania) sus ocho hijos, Milesianos o Milesios, y los nueve hermanos de Ith aprestaron una flota y conquistaron la isla. El teorema historicista que sacó Murguía de esas hipótesis fue que la Torre de Breogán (o Torre de Brigantia) se alzaba donde hoy se encuentra la Torre de Hércules y, corolario, los celtas goidélicos irlandeses descienden de los gallegos por los Milesios.

Al calor de estudios de genética de poblaciones -véase "The Origins of the British" (Stephen Oppenheimer, 2006) y "Blood of the Isles" (Bryan Sykes, 2006)- los racialistas han vuelto a resucitar los mitos del Leabhar Gabhála aunque ningún genetista de fuste, como el gran Ángel Carracedo, suscriba la inverosímil tesis.

Con las cautelas que se imponen (Moore et al., 2006; Belaresque et al., 2009) los muestreos apuntan a galeses (92%) vascos (87%) irlandeses (85%) y bretones vandeanos (82%) entre las poblaciones con mayor frecuencia del haplogrupo R1b del cromosoma Y (linaje patrilineal) En general, las frecuencias más altas se observan desde el golfo de Vizcaya a Baja Normandía, Gran Bretaña e Irlanda, con alguna excepción como castellano-manchegos (72%) y andaluces orientales (72%) En España, las menores frecuencias se encontraron en Galicia, 58%, y Andalucía Occidental, 55%. Complementando estos datos con los de ADN mitocondrial (linaje matrilineal) se obtiene un mapa bastante completo de nexos genéticos. Se constata que en Gran Bretaña la intersección genética del conjunto de sus habitantes con la población ibérica y francesa de la costa atlántica es superior a la anglosajona, normanda y vikinga propiamente dicha. Además, los estudios de genética poblacional abren en Galicia perspectivas históricas apasionantes: somos la región con mayor peso genético norteafricano.

Por otra parte, las ensoñaciones y dislates de Murguía son evidentes. La Torre de Hércules se alza sobre un faro romano del siglo I de nuestra era. Antes, allí, no había nada pongan como se pongan Orosio, Isidoro de Sevilla o los monjes irlandeses medievales. Pero en el siglo I de nuestra era hacía más de trescientos años que celtas goidélicos habían llegado a Irlanda. Además, desde la supuesta Torre de Breogan no hubiese sido posible avistar la costa de Irlanda. Ni con prismáticos. Un sencillo cálculo geodésico a ojo lo prueba.

La altura de la Torre de Hércules es de 57 metros (34 metros el faro romano) 106 metros sobre el nivel del mar. Suponiendo que la alzada total de la mítica Torre de Breogán fuese 1000 metros, la visión chocaría con la línea de horizonte a 120-135 quilómetros debido a la curvatura o esfericidad de la Tierra. La distancia de la costa de Irlanda a la costa gallega es 900 quilómetros. El rango 120-135 quilómetros depende del radio de la Tierra que se tome en el rango radio polar/radio ecuatorial y con ajustes favorables a los visionarios. Si en lugar de la costa Ith hubiese avizorado la montaña más elevada de Irlanda, Carrantuohill -1.039 metros, condado de Kerry, sudoeste- la cima no sería visible a más de 195-210 quilómetros.

A los cálculos anteriores puede añadirse el efecto Fata Morgana -del italiano "fata", hada- así llamado en referencia a Morgana, experta en travestismo, mítica hermana del rey Arturo. Este efecto, como de espejismo, debido a la refracción de la luz, puede compensar la curvatura de la Tierra. Suponiendo, lo cual es mucho suponer, que el efecto Fata Morgana produjese una elevación teórica de 2 quilómetros en Carrantuohill, su cima no sería visible a más de 240-280 quilómetros desde la mítica Torre de Breogan. Celtas, sí, pero muy cortitos. Como Murguía.

*Economista y matemático