Regresa Donhan Key en esta época de crisis socialista en Cangas. Lo hace con su peculiar estilo marinero:

CAPITÁN : Considerando no aceptables las ofertas de salvamento y siendo superado por las necesidades del momento, tomo la decisión de abandonar el barco acompañado de mi primer oficial, tras ponerlo en conocimiento del caldereta. Acto que realizo de inmediato, dirigiéndome hacia mi nuevo destino personal en otras actividades más lucrativas y de mi rango. Dejo al mando al caldereta y me exonero de toda responsabilidad pasada y futura por cuanto mi posición en la toma del mando fue guiada y de buena fe.

CALDERETA : En el presente día asumo el mando con el claro objetivo de hacerlo perdurar en medio de las rocas hasta que se pudra o muera en el intento, pues los designios de Dios son

inescrutables y yo los seguiré hasta el final.

ENGRASADOR : No tengo nada que decir, salvo que esto no queda así.

TRIPULACIÓN : Llevamos meses en estas rocas. Sin agua, sin comida, sin esperanzas. No sabemos lo que hacer. ¡Auxilio! Buque Ciudadano, sálvanos!

¿Dónde están las vallas?

Faltaron unas vallas que el Concello de Cangas y el Puerto tenían a medias. En un principio reinó la confusión y todo apuntaba a que algún chatarrero se había hecho con ellas para después venderlas al peso. Pero no hizo falta demasiada investigación para averiguar que las vallas estaban en Coiro, que las habían utilizado trabajadores de Obras para tareas municipales. Así que ni robo, ni mafia de la chatarra ni experiencia artística ninguna, simplemente se habían cambiado de lugar y alguien pensó de forma errónea.