La añoranza del tranvía de Vigo, que algunos todavía recordamos por la edad, pervive en la memoria de Vigo. Y puede que sea esa circunstancia la que provoca que, periódicamente, y desde hace unos diez años, cada gobierno municipal o autonómico que pasa por la ciudad o por la Xunta plantea un estudio de viabilidad para dotar a la urbe viguesa de un metro ligero. En lenguaje corriente, un tranvía moderno. Si la primera propuesta fue en 2000, la última acaba de producirse, con la adjudicación, por parte de la Consellería de Medio Ambiente, de un nuevo trabajo valorado en casi medio millón de euros y con un plazo de ejecución de 30 meses. Eso sí, con la aspiración a ser un transporte más ambicioso por su carácter metropolitano.

Tal como están las cosas en estos momentos, con la crisis que por mucho que nos digan desde distintas instancias no decrece, parece un poco pintoresco –siendo benevolentes– que se insista en algo que ha enterrado ya una importante cifra de dinero público y sólo en estudios que no han trascendido más allá del papel, de las diapositivas o de las recreaciones por ordenador.

El ciudadano de a pie, el que tiene que mirarse el bolsillo para llegar a final de mes, no entiende que se gasten semejantes cantidades en estudios de algo que, seguramente, va a quedar en una entelequia más. Podría no ser admisible que se plantee un sistema de metro ligero (tranvía) en estos momentos cuando se dice que se recorta el gasto público para otras cuestiones mucho más cercanas y, por qué no decirlo, útiles para los vigueses. Si el transporte urbano en autobús tiene ya dificultades de por sí para ser utilizado por una mayoría de los ciudadanos debido a las adversas condiciones de las calles, cabría imaginar lo que sucedería si, además, se incorporasen las vías de un metro ligero en superficie. Porque subterráneo ya han dicho los técnicos que no se puede hacer, tanto por problemas de trazado como el inmenso coste que tendría.

Con la que cae en estos momentos, más valdría que los esfuerzos económicos y de imaginación se orientasen hacia otros derroteros.