Esta mañana, entre los edificios de mi barrio, se agitaban multitud de golondrinas. No sé cuándo llegaron. Yo he reparado en ellas hoy, que he salido a pasear a cuerpo. Se cruzaban el aire a la manera de las bolas de luz de los juegos artificiales. Unos juegos artificiales negros. Por cierto, que Obama, el ya casi seguro candidato de color a la presidencia de los EE UU por el partido demócrata, aparece en todos los informativos como un fuego artificial mulato. Conviene felicitarse por este avance, pero sin dejar de lamentar que hayamos tardado tanto tiempo en descubrir que entre un negro y un blanco no hay mayor diferencia que entre un martes y un miércoles. Podríamos llamar martes al miércoles, y viceversa, sin alterar ningún orden (en el caso de que exista alguno). Si hubiéramos llamado negros a los blancos, Hillary habría sido negra y mujer: un fuego artificial completo.

Una voz discrepa dentro de mí acerca de la igualdad entre el martes y el miércoles. Por lo visto hay más martes negros que miércoles negros. El ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York sucedió un martes (negro). Y el desplome de la Bolsa China, en febrero de 2007, también, lo mismo que el crack del 29. El martes está implicado, en efecto, en numerosos crímenes, sobre todo cuando se asocia con el día 13 de mes. Resulta fácil, como ven, desprestigiar a este día de la semana. Nadie te reprochará que te cagues en él. Ni que maldigas al número 13.En muchos hoteles no hay habitaciones con este número (creo que en los aviones tampoco existe esa fila). Personalmente, me parece un modo de racismo. Pero en algún sitio hemos de colocar ese instinto fascista que llevamos dentro. Y mejor en un día de la semana que una persona (humana). Sólo una puntualización: quizá llamar martes negro a un martes negro pueda herir la sensibilidad de los miércoles negros, que no se han metido con nadie.

Uno intenta, en fin, comportarse como un ser racional, pero el lenguaje lo pone muy difícil. ¿Por qué todos los días de la semana, por ejemplo, son masculinos? ¿Qué daño nos haría tener una miércolas, o una juevas, incluso una dominga? Una dominga negra, por supuesto.