Djokovic posiblemente nunca será campeón olímpico. Esa idea rondaba su cabeza cuando caía la noche sobre Río de Janeiro y Juan Martín del Potro acababa de superarle por un doble 7-6 en la primera ronda del torneo. La resurrección del argentino (hundido en la clasificación mundial en el puesto 145), había frustrado las esperanzas del número uno del mundo.Y lloró Djokovic como no lo ha hecho en toda su vida deportiva. Primero abrazó a Del Potro en la red para llenarle los oídos de palabras hermosas, de felicitaciones y cariño. Para todos es una buena noticia el regreso del argentino, alejado de su ranking natural por sus continuos problemas físicos y por la falta de regularidad en su juego. Pero después de ese saludo, mientras escuchaba los aplausos de los aficionados que le habían intentado empujar -a Del Potro le pasaba factura su condición de argentino, tradicionales enemigos de los brasileños-, Djokovic saltó en pedazos. Se cubrió de lágrimas para despedirse de la pista en una de esas imágenes que ya acompañará la presente edición de los Juegos Olímpicos. Toda una lección para quienes no entienden el significado que para ciertos deportistas tiene asomarse a una cita olímpica, una enseñanza para quienes han renunciado a desplazarse a Río de Janeiro. Djokovic quería ese título más que cualquier y ya no podrá ser. Tokyo 2020 es ahora mismo demasiado lejano como para ponerse a hacer cálculos. Pero seguro que si llega a Japón, se encontrará peores circunstancias que las que tenía en Brasil.La de ayer es la cuarta derrota del serbio en toda la temporada. Una cifra ridícula de partidos perdidos que acredita su inmensa fortaleza y su posición de dominio del tenis mundial.Este era el año para el oro olímpico.

Del Potro salió fortalecido del Centro Olímpico de Tenis. Una victoria que reactiva una carrera dañada por las lesiones.

La muñeca le obligó no hace mucho al paso por el quirófano. Dos años por la borda poco después de asomarse a la parte alta del circuito, al cuarto puesto mundial meses atrás, en el 2009, de ganar el Abierto de Estados Unidos.

Del Potro, que en Londres 2012 privó al serbio del bronce olímpico, su última victoria de renombre, volvió a tumbar a Djokovic, ganador de siete títulos este año y poseedor de doce Grand Slam, entre ellos el de Roland Garros y Australia en el 2016.

Novak Djokovic no dudó en señalar que acababa de sufrir "una de las derrotas más duras" de su carrera."Del Potro fue mejor que yo. En los puntos importantes jugó de forma extraordinaria. Hay que felicitarle", asumió el tenista balcánico.

"Es una decepción para mí. Pero como amigo y por todo lo que ha pasado por las lesiones me alegro por él", expresó el tenista de Belgrado.

"Esta derrota es dura. No es fácil de asimilar. No es la primera vez que pierdo un partido pero este torneo es especial", reconoció Djokovic.