Cuatro hombres armados penetraron ayer por la noche en el hotel Intercontinental de Kabul, el más importante de la capital afgana y muy frecuentado por extranjeros, y empezaron a disparar contra los clientes, informó una fuente de la agencia afgana de espionaje. Al cierre de esta edición, y más de dos horas después de los primeros disparos, el ataque seguía "en curso", según la misma fuente, citada por la agencia AFP.

Un periodista de la cadena de televisión local Tolo News presente en el lugar de los hechos informó en Twitter de que seguía "oyendo disparos más de dos horas después" del inicio del ataque. El hotel, ubicado en una colina en el oeste de Kabul, está sumido en la oscuridad y altas llamas emergen del tejado.

"Puedo escuchar disparos que parecen venir del primer piso, pero no veo dónde están. Estamos escondidos en nuestras habitaciones. Hagan que los servicios de rescate lleguen pronto", contó a la misma agencia un cliente del establecimiento bajo condición de anonimato y que dijo encontrarse en la tercera planta.

Fuerzas especiales afganas fueron desplegadas en el lugar y "al menos dos plantas han sido despejadas y uno de los atacantes abatido", indicó el portavoz del ministerio del Interior, Najib Danish. "Tres clientes heridos fueron evacuados hacia el hospital", añadió sin dar un balance, mientras que los medios locales hablan de varios muertos y heridos. El ataque, aún no reivindicado, llega después de una serie de advertencias bastante precisas desde 48 horas antes recomendando evitar hoteles y lugares frecuentados por extranjeros en Kabul.

El ataque comenzó con una explosión con la que el comando se abrió camino, y después se cortó la electricidad en el barrio, dijo una fuente de los servicios de lucha contra el terrorismo. El comando abrió fuego en el cuarto piso del hotel antes de atrincherarse en la segunda planta, según otra fuente de seguridad. No hay certeza todavía, pero se cree que los asaltantes pudieron usar las puertas traseras de la cocina del establecimiento para entrar

El hotel ya fue el objetivo de un ataque talibán en junio de 2011, que dejó 21 muertos. Desde entonces, estaba bajo fuerte vigilancia, con accesos reservados. Pero está rodeado por jardines y vegetación que pueden permitir entrar discretamente.