Las fuerzas gubernamentales iraquíes anunciaron ayer por la tarde la toma en su totalidad de la ciudad de Kirkuk, en el norte del país, controlada hasta ahora por las milicias de la región del Kurdistán, los "peshmerga", en lo que ha sido calificado por las autoridades kurdas como una "declaración de guerra".

La región de Kirkuk, de gran importancia petrolera, se encuentra desde la guerra de 2003 en disputa entre las autoridades autónomas del Kurdistán y el Gobierno central de Bagdad. Sin embargo, hasta ahora Bagdad no había reaccionado al control de hecho por los kurdos de casi toda la disputada provincia. La ofensiva militar lanzada ayer ha sido la respuesta de las autoridades iraquíes al referéndum independentista celebrado en el Kurdistán a finales de septiembre, tras el que las autoridades kurdas, que tienen el control militar de su región, han proclamado su voluntad de consumar una independencia a la que se oponen los países vecinos y la comunidad internacional.

Un convoy de vehículos blindados de la Fuerza Antiterrorista, unidad de élite del Ejército iraquí entrenada por EE UU, irrumpió en la ciudad y tomó la sede del gobierno provincial en apenas unas horas, según informaron testigos presenciales.

El Ejecutivo central anunció que sus tropas también lograron tomar el aeropuerto de Kirkuk y otras posiciones -entre ellas la sede de la compañía de Petróleo del Norte de Irak- tras una serie de combates registrados durante la noche. La toma de la capital llegó horas después y sin combates de importancia. Finalmente, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, fue un paso más allá y, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas iraquíes, ordenó a su Ejército izar la bandera iraquí en las zonas en disputa, gesto simbólico que sitúa Kirkuk en la órbita de Bagdad.