Después más de tres meses en protestas antigubernamentales y más de un centenar de muertos, la oposición venezolana ha olvidado su declaración de rebeldía ante las instituciones del Estado y ha decidido inscribirse en las elecciones a gobernadores previstas para el próximo 10 de diciembre.

Hasta hace unas semanas lo opositores habían llamado a sus partidarios a las calles prometiendo el "no retorno" hasta lograr el cambio de Gobierno con intensas jornadas de protestas que dejaron además a miles de detenidos, y hoy terminan comprometidos en una lucha regulada por el Poder Electoral, acusado de servir al Gobierno."Hemos acordado por consenso preinscribir candidatos para las elecciones regionales vencidas y escamoteadas por el régimen desde el pasado año", afirmó el dirigente opositor Andrés Velásquez en rueda de prensa.

La ruta no promete ser ligera para los antichavistas y lleva a cuesta una prohibición a la alianza de postular candidatos en al menos siete estados, donde fueron bloqueados con medidas cautelares por una investigación iniciada hace casi un año por chavistas.Avanzarán también con sus principales figuras encarceladas, inhabilitadas o con procesos abiertos que podrían sacarles de la campaña en el camino. No obstante, se medirán en uno de los momentos más impopulares de Maduro y su partido.

El Gobierno ha celebrado la decisión de los opositores como "una victoria" de las instituciones del país, entendiendo que su decisión de participar en los comicios desmonta las acusaciones de "dictadura" contra régimen, y la legalidad de los procesos electorales. Esta elección se celebrará en uno de los momentos más controvertidos del CNE tras la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, el pasado 30 de julio -a la que se abstuvieron los opositores-, que quedó conformada en totalidad por partidarios de Maduro, y con poder casi ilimitado las instituciones del Estado.