Las principales voces de la UE juzgaron ayer "insuficientes", si no "decepcionantes", los planes avanzados por la primera ministra británica, Theresa May, para garantizar los derechos de los ciudadanos comunitarios residentes en el Reino Unido cuando el "Brexit" se consume, en el mejor de los casos en marzo de 2019.

Lo menos que los líderes de la UE reclamaron ayer a la líder "tory" es que aclare los derechos que les serán reconocidos a los ciudadanos de la Unión y, en caso de disputas, cómo piensa resolverlas.

May avanzó el jueves por la noche algunos puntos de su oferta: el Reino Unido concederá la residencia permanente a todo ciudadano de la UE que lleve cinco años en el país en una fecha de corte específica, aún sin determinar pero que estará entre marzo de este año, cuando se activó el artículo 50 del Tratado de Lisboa, y el día del divorcio.

Y los que no lleguen a los cinco años podrán seguir en territorio británico hasta que puedan demostrar que han completado el plazo y tienen derecho a disfrutar una residencia permanente.

Los más críticos con las propuestas de May fueron los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker. "La oferta del Reino Unido está por debajo de nuestras expectativas", se quejó Tusk, porque "corre el riesgo de empeorar la situación de los ciudadanos".

"Nuestro papel durante las negociaciones será reducir ese riesgo", advirtió.

Juncker no fue menos claro: "Es un primer paso, pero no es suficiente". Y consideró "inimaginable" que el Tribunal de Justicia de la UE quede excluido de cualquier acuerdo sobre los comunitarios residentes en el Reino Unido tras el "Brexit", como pretende la parte británica.

España, por su parte, espera conocer los detalles de la propuesta el próximo lunes, pero mostró su preocupación por la situación de los comunitarios que no lleguen a los cinco años de residencia en la fecha de corte.

"Esa batalla la daremos", prometió el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, quien, con carácter general, dijo que la oferta británica no le había "sonado mal", pero "podía haber sonado mejor".

Además del "Brexit", los líderes de la Unión aprobaron unas conclusiones sobre el comercio internacional que inciden en la necesidad de mantener unos "mercados abiertos", pero piden a la vez instrumentos de defensa comercial "modernos" para combatir la competencia desleal.