Corea del Norte realizó ayer un nuevo ensayo de misil balístico que mantiene su desafío a la comunidad internacional y pone a prueba al recién estrenado Gobierno surcoreano, favorable a un mayor acercamiento a Pyongyang.

El régimen volvió a disparar un proyectil tras el ensayo de hace dos semanas, el último de una serie que, unido a las alusiones a una posible guerra preventiva por parte de EE UU, elevaron mucho la tensión en la península.

El test llega en medio de las llamadas de la comunidad internacional -incluido el aliado chino- al cese de los programas norcoreanos nuclear y de misiles, y cinco días después de que asumiera el cargo el nuevo presidente surcoreano.