Roma es desde ayer una ciudad blindada por temor a que los actos conmemorativos del 60 aniversario de la fundación de la Unión Europea propicien hoy un atentado terrorista o a que alguna de las seis manifestaciones de protesta previstas degenere en disturbios graves. Los máximos mandatarios de los 27 -toda la UE menos el dimisionario Reino Unido, que el próximo miércoles activará el "Brexit"- conmemorarán este sábado la firma, el 25 de marzo de 1957, del Tratado de Roma por Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. El Tratado de Roma, embrión de la actual UE, son en realidad dos: el de la Comunidad Económica Europea y el de la Energía Atómica, que se sumaron al ya preexistente (1951) del Carbón y el Acero.

El acto central de las celebraciones, a las que asiste el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tendrá lugar esta mañana en la sala de los Horacios y de los Curacios del Campidoglio, la sede del ayuntamiento romano. Los 27 celebrarán un Consejo Europeo informal en el que se firmará una declaración conjunta sobre el futuro de la UE. Polonia que, se oponía a la firma, cedió ayer finalmente y anunció que sí rubricará el documento.

Ante esta cita las autoridades pusieron en marcha un imponente dispositivo de seguridad que supondrá el despliegue de 7.000 agentes, entre policías, cuerpos militarizados, antidisturbios y francotiradores, con controles a pie de calle y unidades caninas. El espacio aéreo de Roma permanece cerrado desde ayer y hasta esta noche.

Como plato previo a los actos de hoy, el Papa recibió en audiencia en El Vaticano a los 27 líderes. En un discurso duro en el fondo y conciliador en la forma, Francisco advirtió del riesgo de muerte de la UE por diversas causas, entre las que destacó el alejamiento de los dirigentes comunitarios de los ciudadanos, aunque no olvidó el populismo, el empobrecimiento, la lasitud para resolver el problema de la inmigración y la tendencia a homogeneizar las diferencias. El Papa recordó que la UE es multicultural y llamó a los líderes europeos a combatir las "fuerzas centrífugas" que amenazan disgregarla.