No se esperaba, pero hay que aceptar el "juego democrático", proclama Julio Díaz, socio del "Spain Restaurant" de Nueva York. Hay quienes ven sus consecuencias con pesimismo, como el presidente de la Casa Galicia de Nueva York, Marcos Roel, quien se teme que una presidencia de Trump "volverá a América a una época de hace medio siglo, cuando lo único que importaba y quienes dirigían este país eran los hombres blancos que no respetaban a las mujeres, a las minorías, a los homosexuales y cualquier cosa y cualquier persona que no era como ellos". Otros, en cambio, opinan que su mandato puede conllevar también una oportunidad, como el coruñés Alberto Cairo, catedrático en la facultad de Periodismo en Miami, quien confiesa que pese a estar preocupado por lo que pueda ocurrir con un dirigente de "historial problemático" entiende que puede funcionar como "un revulsivo social si la gente reacciona" antes posibles políticas que puedan afectar a las minorías.

Al margen de que todos miren hacia el horizonte y lo vean más o menos borroso, porque no se lo esperaban -en eso hay consenso, aunque las elecciones estaban "peleadas"-, domina la sensación de que la democracia estadounidense está preparada para afrontarlo. Por otro lado confían en que ahora que ha vencido Trump va a ser más "moderado" de lo que sus afirmaciones en campaña invitaron a pensar, como comenta Ignacio, un neurocientífico de Chapela que lleva nueve años en Estados Unidos, ahora en Michigan. "Su comportamiento antes de ser presidente tuvo aspectos abiertamente sexistas e intolerantes", critica, si bien, "en su favor", admite que su discurso tras conocer los resultados, "fue muy conciliador". "Esperemos que ese sea el nuevo Trump", proclama. Por ahora, pensando desde la perspectiva de padre de una niña y visto el currículum del vencedor, concede que le fastidia que alguien con su "trayectoria" sea presidente porque "en Estados Unidos el presidente es un modelo además de político".

Por otra parte, tal y como indica el vigués Alberto Avendaño, director de "El Tiempo Latino", de "The Washington Post", que lleva 25 años en Estados Unidos y ha vivido de cerca la gestión de tres presidentes, creen que "lo que viene puede ser controlado por la propia estructura democrática estadounidense, por la separación de poderes y por la política real". "La democracia ha traído aquí a Trump y será la democracia quien deberá disponer de él", asegura. Aun así concede que a día de hoy "el temor de muchos" es que se produzca "al principio una guerra cultural en temas de relaciones raciales, de leyes del aborto, de matrimonio igualitario, de separación familiar en el tema de la inmigración"? Lo mismo apunta Cairo, quien se confiesa preocupado "por el país y el futuro". Teme cómo puede afectar el nuevo Gobierno a "minorías raciales, étnicas y de género". En ese sentido cree que "lo peligroso no es solo Trump, sino que los republicanos tienen la presidencia, el Congreso y el Senado y en la Corte Suprema también van a nombrar a un juez conservador". "Eso es peligroso porque no hay equilibrio ideológico", apunta. Frente a ello ve "motivos para la esperanza" porque "el voto popular lo ganó Clinton, con lo que ser agresivo con las minorías es muy peligroso". Y lo es, afirma, porque dentro de dos años se elige a la mitad de congresistas y senadores y "atacar agresivamente a las minorías puede provocar una movilización popular y hacerles perder asientos". Por ello ve clave que "los que no ganaron se tienen que movilizar si hay políticas que van en contra de las minorías".

Pero una cosa es lo que se dice en campaña y otra lo que se hace luego, recuerda Ignacio y da a entender Frank Vidal, empresario de Combarro asentado en California y que ejerce como elector en el país desde hace 43 años. Vidal, que acaba de jubilarse, piensa que Trump no podrá llevar a cabo todas las promesas que hizo. "Mis amigos me mandaron mensajes preocupados y yo les dije que nunca tuve miedo porque aquí los presidentes hacen leyes, pero el Congreso tiene que pasarlas. No hacen lo que quieren, sino que los supervisa el Congreso", asegura. Roel, hijo de emigrantes de Tomiño y Cambre, comenta que si se le permite hace "realmente" todas las cosas que anunció, "los resultados serán muy negativos" para Estados Unidos.

Por su parte Avendaño si bien concede que ayer el país entró "en la incertidumbre de un presidente apoyado por sectores racistas que quieren volver a un pasado estadounidense imposible", también apostilla que si "las ansiedades raciales y los temores se superan, Trump puede hacer incluso cosas buenas". "Por ejemplo", señala, "habla de inversiones millonarias en infraestructuras y en proteger Social Security, temas que han sido bloqueados por los republicanos ante un presidente demócrata". "La respuesta sobre Trump, my friend, está en el viento, que diría el último premio Nobel de Literatura, y la iremos dando los medios de comunicación día a día aunque no le gustemos a Trump", proclama.