El Ejército de Damasco dio ayer por liquidada la tregua de una semana en Siria, que expiró a medianoche del domingo y cuya casi imposible renovación por otras 72 horas se estuvo esperando toda la mañana de ayer, confiando en que un acuerdo de última hora entre Rusia y EE UU la hiciese posible.

Sin embargo, hacia el mediodía, el Estado Mayor ruso indicó la nueva dirección de los vientos al afirmar que la tregua se había vuelto "inútil", dadas las más de 300 violaciones del alto el fuego de las que Damasco acusa a los rebeldes. Estos, por su parte, lanzan idénticas acusaciones contra el Gobierno sirio y su aliado ruso. La tregua había quedado herida de muerte el sábado cuando aviones de la coalición internacional mataron a 90 soldados sirios en el curso de operaciones de castigo contra posiciones de los yihadistas del Estado Islámico.

EE UU, que lidera la coalición, pidió disculpas por lo que calificó de error, mientras que Moscú y Damasco estimaron que el ataque fue intencional y estaba destinado a sabotear la tregua. Tanto Reino Unido como Australia y Dinamarca admitieron ayer su participación en el letal bombardeo contra efectivos gubernamentales.

Los ataques contra la ciudad de Alepo, que se habían reanudado pocas horas antes del final de la tregua, continuaron ayer. Fuentes oficiales aseguraron que hubo al menos veinte bombardeos en la zona oriental de la población, bajo control opositor y cercada por fuerzas gubernamentales, y en su periferia norte y oeste. "Hay decenas de muertos y todavía hay gente bajo los escombros", afirmó la fuente.