Estados Unidos y Rusia acordaron ayer en Ginebra un cese de las hostilidades en Siria que supondrá parar todas las operaciones de combate, incluyendo los bombardeos aéreos. Este alto el fuego será efectivo desde mañana lunes y, transcurridos siete días de respeto de la tregua, ambos países procederán a ataques coordinados contra posiciones de los grupos terroristas Al Nusra y Estado Islámico.

El acuerdo establece además que la ayuda humanitaria deberá empezar a entrar de forma regular en todas las localidades asediadas en Siria, una de las condiciones para que la oposición siria se reincorpore a las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU.

Tras cinco años y medio de guerra civil, que han dejado tras de sí unos 400.000 muertos, el acuerdo de paz puede convertirse en "un punto de inflexión" para Siria, según el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry. El plan, resultado de meses de negociaciones entre equipos militares y diplomáticos de ambos países, es el de mayor alcance que se ha logrado hasta ahora. Washington está convencido de que Rusia tiene capacidad de presión sobre el régimen de Bachar Al Asad para detener el conflicto y negociar una salida política.

"Estamos anunciando un arreglo capaz de mantenerse, pero eso dependerá de las decisiones que tomen tanto el régimen como la oposición de respetar sus obligaciones", manifestó Kerry tras largas horas de negociaciones con su homólogo ruso.

Los acuerdos determinan que las fuerzas gubernamentales no podrán efectuar misiones de combate en áreas allí donde los grupos de oposición están presentes, que se detallan con gran precisión en los términos del acuerdo. Para Estados Unidos, ésa es "la piedra angular" del cese de hostilidades ya que los ataques de las fuerzas gubernamentales fueron "las violaciones más frecuentes" de la tregua acordada a finales de febrero y y que sólo se mantuvo unas semanas.

El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, explicó en Ginebra que, siete días después de la entrada en vigor de la tregua, su país y EE UU pondrán en marcha un centro de supervisión conjunta y empezarán a compartir información de inteligencia. Una de las funciones principales de ese centro será "delinear y separar" las áreas donde se encuentra Al Nusra de las que ocupan los grupos rebeldes sirios considerados moderados y que en algunas ocasiones fue prácticamente imposible de diferenciar. Kerry aclaró que la decisión de atacar a Al Nusra "no es una concesión hacia nadie, sino que está en los intereses de EE UU acabar con las organizaciones afiliadas a Al Qaeda en Siria". Matizó que esa lucha no debe hacerse de forma indiscriminada, sino de manera "estratégica, precisa e inteligente".

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, garantiza que, si el acuerdo se respeta, la ayuda humanitaria comenzará a fluir a las áreas asediadas y las negociaciones políticas podrán reanudarse.