El discurso de Michelle Obama significó el punto de inflexión de una convención que había comenzado torcida. WikiLeaks filtró, para empezar, los correos de los gerifaltes del partido en los que se constataba su favoritismo por Clinton en detrimento de Sanders. Ante tal evidencia, dimitió Debbie Wasseman Schultz, la presidenta del comité nacional. Al senador de Vermont le bastó el gesto y enterró el hacha de guerra. Por si fuera poco, se publicaban las primeras encuestas en meses en las que Donald Trump descollaba sobre Hillary Clinton.

Pero no. En estas habló Michelle Obama: "Me despierto cada mañana en una casa que fue construida por esclavos -la Casa Blanca-. Y veo a mis hijas, dos jóvenes negras, inteligentes y hermosas jugando en ella. Gracias a Hillary Clinton ahora dan por sentado que una mujer puede ser presidente de EE UU". Y los demócratas creyeron que pueden ganar las elecciones.