Una bomba colocada en los bajos de su coche segó ayer la vida del periodista ucraniano Pavel Sheremet, en el centro de Kiev. Fuentes policiales informaron de que el artefacto explosivo, de una potencia equivalente a 500 gramos de trilita, fue detonado con un mando a distancia a las ocho menos cuarto de la mañana cuando el informador se dirigía a la radio. El jefe del Estado ordenó a las fuerzas policiales volcar todos sus esfuerzos en el esclarecimiento de este crimen, que "podría tener como único objetivo desestabilizar la situación en Ucrania".