El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, suspendido por sospechas de corrupción, renunció ayer a ese cargo pero no al escaño, que aún así puede perder en un proceso abierto por el órgano legislativo. "Solamente mi renuncia puede ayudar a estabilizar la Cámara", declaró Cunha en una rueda de prensa. En diciembre pasado, aún como presidente de la Cámara Baja, Cunha aceptó a trámite las acusaciones que llevaron a un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, que fue suspendida de sus funciones el pasado 12 de mayo