Cuatro aviones de la RAF, las fuerzas aéreas británicas, bombardearon ayer de madrugada un yacimiento petrolero controlado por el Estado Islámico (EI) en Siria después de que el Parlamento británico aprobase horas antes los ataques, según confirmó ayer el ministro de Defensa, Michael Fallon.

Fallon expresó su satisfacción por el resultado de la misión, destinada a "golpear" la fuente de financiación de la organización terrorista, responsable de los ataques de París del 13-N o del asesinato en junio pasado de más de 20 turistas británicos en Túnez.

En una tensa sesión en la Cámara de los Comunes, 397 parlamentarios apoyaron la moción abanderada por el primer ministro, el conservador David Cameron, a favor de intervenir en Siria, frente a 223 que votaron en contra. Sesenta y seis diputados laboristas se alinearon con el Gobierno conservador, ya que su líder, el izquierdista Jeremy Corbyn, opuesto a los bombardeos, había dado libertad de voto.

Entre los laboristas que apoyaron a Cameron se encuentran varios miembros del "gabinete en la sombra". Aunque se anticipaba, este distanciamiento en un asunto clave ha puesto de manifiesto el creciente cisma en el grupo parlamentario laborista, envuelto en una guerra interna desde la elección de Corbyn el pasado septiembre.

Entre tanto, continuaron ayer los esfuerzos de los diferentes líderes por incrementar la coordinación entre EE UU y Rusia, cuyas intervenciones en Siria e Irak (donde solo opera Estados Unidos) continúan discurriendo por sendas independientes. El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, y el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, coincidieron en la urgencia de cerrar la frontera turco-siria, por donde los yihadistas reciben armamento y financiación.

Por su parte, Putin -cuyo interés por reforzar las posiciones del dictador Asad se combina ahora con la necesidad de adoptar represalias por el derribo de un avión sirio sobre Egipto- un "solo puño" contra el terrorismo bajo la égida de la ONU y pidió a todos los países del mundo que contribuyan a acabar con esa amenaza.

"Hay que dejar de lado todas las diferencias y crear un único y poderoso frente antiterrorista que actuará con el mandato del derecho internacional y bajo la égida de la ONU", dijo Putin en su discurso sobre el estado de la nación en la sala San Jorge del Kremlin. El líder ruso comparó el yihadismo con el nazismo y afirmó que el mundo "nuevamente se enfrenta cara a cara con una ideología salvaje y destructiva".

Rusia-Turquía

El choque entre Rusia y Turquía, tras el derribo hace una semana de un avión ruso por este último país, siguió ayer sin entrar en vías de solución. Los responsables de Exteriores de los dos países se reunieron en Belgrado -donde se celebra una reunión de la OSCE- pero no lograron ningún avance. Lejos de ahí, el presidente ruso renovó sus ataques contra el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, a quien el miércoles ya acusó de enriquecerse personalmente con los tráficos de petróleo del Estado Islámico. Putin aseguró ayer que Turquía "se arrepentirá más de una vez" de haber derribado el avión ruso.

Por otra parte, la próxima conferencia internacional para impulsar la paz en Siria se celebrará previsiblemente en Nueva York este mismo mes, según el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.