El ministro británico de Defensa, Philip Hammond, confirmó ayer que las fuerzas de su país tienen detenidos a unos noventa afganos sin cargos en la base de Camp Bastion, en el sur de Afganistán, pero negó que la situación sea ilegal y ofreció entregárselos a las autoridades de Kabul. En declaraciones a la BBC, Hammond respondió así a una información difundida horas antes por la cadena pública británica, que cifró en catorce los meses que llevan retenidos los reclusos. Según el ministro, muchos de los detenidos son sospechosos de haber atacado a soldados británicos o de haber participado en la preparación de artefactos explosivos.

Además, el ministro Hammond indicó que el Gobierno británico trabaja "intensamente" con las autoridades afganas para crear unas condiciones seguras que permitan la entrega de estas personas a Afganistán, y se mostró confiado en que esto pueda concretarse en cuestión de "días".

Las fuerzas británicas, que están en Afganistán como parte de la fuerza internacional de asistencia para la seguridad (ISAF), están autorizadas a retener a sospechosos insurgentes durante 96 horas, aunque en determinadas circunstancias puede ser por más tiempo. Los abogados británicos de los presos, cuyas identidades no han sido reveladas a fin de proteger su seguridad, quieren que sean los tribunales del Reino Unido quienes tomen medidas para poner a los afganos en libertad.

El portavoz del Ministerio de Defensa afgano, el general Zahir Azimi, denunció que la detención sin cargos de los noventa afganos es "ilegal" e "inhumana". "Los prisioneros deben ser entregados a las autoridades afganas", afirmó. "Tras su entrega, serán tratados de acuerdo con nuestro ordenamiento jurídico y con los acuerdos con la comunidad internacional", apostilló la fuente.