Probamos marcando un prefijo telefónico con dos ceros, luego con tres ceros... pero el larguísimo número que tiene que comunicar con el domicilio de Sonia Tuset no está disponible o comunica. "Algunos móviles no funcionan, la red está saturada", asegura la gallega que trabaja en Tokio Sonia Tuset. Se le caen los párpados, pero ella por fin se siente a salvo en un particular "refugio", que no es otro que un piso en el que se han juntado para pasar la noche acompañados todos los becarios del edificio. Sonia contesta vía mail las preguntas de FARO. Llegado un momento –las dos de la madrugada en Kioto– se despide, prometiendo que seguirá relatando.

La que sigue es la historia de esta joven gallega, becada por la Cámara de Comercio de A Coruña y que trabaja en la oficina comercial, dentro de la Embajada de España.

"En el momento del terremoto yo estaba en la oficina trabajando" –relata– "al principio no me asusté, porque ya hubo otro esta semana, pero luego la intensidad fue aumentando y sí comencé a asustarme". "Fuimos evacuados de la Embajada y nos juntamos todos fuera. Estuvimos bastante tiempo allí y, cuando pensamos que ya había parado, subimos", asegura. "Comenzó a temblar otra vez, así que bajamos de nuevo".

Según la empleada, "la Embajada no sufrió daños graves, aunque en alguna planta se cayeron todos los archivos, las pantallas... Como había réplicas cada poco tiempo, nos explicaron que, quien pudiese, se fuese a su casa". Fue entonces cuando la joven se marchó con otros compañeros becarios que viven en el mismo edificio y decidieron juntarse en solo un piso, comenta. "Siguió habiendo réplicas, aunque leves y muchísimo tráfico".

Lo que más impactó a esta gallega, sin embargo, al margen de las imágenes del tsunami, fue la cantidad de gente que se movía por la calle. "Como los trenes y el metro dejaron de funcionar, era impresionante. También impresiona ver la cantidad de personas tiradas en estaciones, sentadas por los pasillos y escaleras porque non tienen transporte para volver a sus casas.

Instituto Cervantes

En otro de los centros claves en Tokio, el Instituto Cervantes, también sufrió los efectos del poderoso movimiento de tierra y también se sintieron los problemas de comunicación telefónica antedichos. "Todos los españoles del Instituto están bien", aseguró el administrador del Instituto Cervantes en Tokio, Manuel Valenzuela, que siguieron el protocolo de evacuación. "En Tokio ha sido de magnitud siete, en el epicentro mayor".

Aseguró que el terremoto "ha sido de enorme magnitud; todo se movía" y que todo el mundo está en la calle porque los edificios han sido evacuados. Temía ya a primera hora que "haya muchas víctimas mortales", tras ver las "dantescas" imágenes. "El transporte público no funciona , tampoco las conexiones telefónicas y los aeropuertos ", explicó a medios españoles como RTVE. Los afectados aún estaban en estado de shock.