La diócesis católica de Wilmington, en el este de EE UU, se ha declarado en bancarrota en vísperas de un juicio por un caso de abusos sexuales protagonizado por uno de sus sacerdotes. Según los medios locales, la declaración de bancarrota, presentada la noche del pasado domingo, enumera activos en torno a los cien millones de dólares, y deudas por la misma cantidad.

En un comunicado, el obispo de la diócesis, Francis Malooly, afirmó que "ésta es una decisión dolorosa, que esperaba y que recé que no tuviera que tomar nunca".

Según explicó el obispo, la decisión se tomó tras llegar a la conclusión, en consultas con sus asesores, de que "no tenemos otra solución". La declaración de bancarrota, agregó Malooly, "representa la mejor posibilidad, dados unos recursos limitados, de ofrecer el trato más justo posible a todas las víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes de nuestra diócesis" y compensarlas mediante un proceso único organizado por los tribunales financieros.

La diócesis de Wilmington, fundada en 1869, cuenta con 58 parroquias y 126 sacerdotes en los estados de Delaware y de Maryland, que dan servicio a cerca de 230.000 católicos.

Con la iniciativa, la diócesis se convierte en la primera en la costa Este de Estados Unidos en declararse en bancarrota, y la séptima en todo el país desde que surgieron denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes en Boston hace siete años.