Tras cuatro días de bombardeos, Gaza cifraba ayer sus muertos en 380 y en 1.700 sus heridos mientras Israel advertía de que su ofensiva militar está en su "primera fase" y alcanzar un alto el fuego no es su "principal preocupación". "La operación militar avanza y, de momento, el Ejército ejecuta la primera de varias fases que han sido autorizadas por el gabinete político-militar", dijo el primer ministro israelí, Ehud Olmert, en una entrevista con el jefe de Estado de su país, Simón Peres.

La reunión se celebró para que Olmert informara sobre el transcurso de la ofensiva a Peres, quien poco después se entrevistó con el jefe del Ejercito israelí, general Gaby Ashkanazi, quien por su parte confesó que "aún tenemos que acabar el trabajo". "No podemos decir cuándo acabará la operación, pero puedo decir alto y claro que nuestra principal preocupación en este momento no es un alto el fuego, sino el cese del terrorismo de Hamás", apuntaba a continuación el propio presidente israelí.

Los cuatro días de ataques israelíes contra blancos vinculados al movimiento islamista Hamás en la llamada operación "Plomo Fundido" han dejado ya el mayor número de muertos palestinos desde la Guerra de los Seis Días de 1967, pero no se ha detenido el recuento mortal.

Una decena de personas perdieron la vida cuando los aviones del Ejército israelí dejaron caer su carga contra edificios del gobierno de Hamás y grupos armados palestinos, una instalación naval al oeste de la Franja y viviendas de milicianos.

Entre las últimas víctimas se encuentran las niñas Lama y Haya Talal Hamdan, hermanas de 4 y 11 años que murieron en Beit Lahiya, en el norte de Gaza, al recibir el impacto de un misil mientras se trasladaban en un carro, dijo el jefe de los servicios de emergencia en Gaza, Muawia Hasanein.

Según la cadena de televisión de Hamás, Al Aqsa TV, varios civiles palestinos murieron cuando un misil explotó en la vivienda del dirigente de las Brigadas Al Qasam Aiman Siyam, en el campo de refugiados de Yabalia, también en el norte de la Franja.

Algo similar sucedió en la misma localidad con el líder de Hamás Maher Zaqout; un F-16 lanzó un misil contra su casa, que se encontraba vacía, y mató a siete vecinos y viandantes que se encontraban en los alrededores.

La aviación israelí destruyó de madrugada las oficinas de ministros, secretarios de Estado y altos cargos de los ministerios de Finanzas, Asuntos Exteriores, Trabajo y Vivienda del ejecutivo de Hamás, precisó el Ejército israelí.

Los ataques han sido respondidos por Hamás con el disparo de decenas de cohetes Kasam y Grad contra las localidades israelíes vecinas a Gaza.

Desde que comenzó la ofensiva, las milicias palestinas han lanzado unos doscientos proyectiles, que han matado a cuatro israelíes.

Pese a la enorme desproporción en pérdida de vidas humanas y capacidades militares, Hamás cree que su movimiento saldrá victorioso de la ofensiva.

"La guerra en el Líbano (2006) destruyó todo, pero fortaleció el poder y la popularidad de la resistencia (de Hizbulá). Así, mientras los ataques y matanzas continúen, el apoyo de Hamás crecerá porque la gente nos ve en el terreno luchando junto a ellos", declaró ayer a los medios de comunicación uno de sus portavoces, Ismail Radwan.

Desde el inicio de la ofensiva, el único paso de personas entre Gaza a Israel (Erez) permanece completamente cerrado, lo que impide a los periodistas entrar en la Franja. La Asociación de la Prensa Extranjera ha denunciado esta "restricción sin precedentes de la libertad de prensa", que Israel justifica en la protección de los corresponsales.

También ayer, una fragata israelí abrió fuego para impedir la llegada a la Franja de un barco con ayuda humanitaria de la organización "Liberad Gaza", que acabó en el sur del Líbano. Los hospitales han denunciado la falta de medios para atender a los heridos.

Israel mantiene desde hace días tropas y tanques desplegados en torno a Gaza con vistas a una eventual invasión terrestre de la Franja, para lo que el Gobierno israelí podría contar con el apoyo de los 6.500 reservistas a los que ha ordenado la movilización.

Pese a lo que parece el prolegómeno de una inminente invasión, el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Franco Frattini, desveló ayer que ha hablado por teléfono tanto con Peres como con su homóloga israelí, Tzipi Livni, y que ambos le han asegurado que excluyen una incursión terrestre en Gaza. La explicación es que "comportaría ocupar de nuevo la Franja" y que "las consecuencias serían aún más trágicas en términos de vidas humanas".