Galicia no remonta su crisis demográfica y continúa perdiendo peso poblacional en el conjunto del Estado. En los últimos seis años la caída ha sido imparable. Los 2.767.524 habitantes con los que cuenta Galicia, según el censo de 2006, representan apenas el 6,1 por ciento de la población española.

Los 5.326 nuevos habitantes que ganó la comunidad autónoma en 2006 no son suficientes frente al tirón demográfico de otras comunidades autónomas. De hecho, es la seguna autonomía que menos ha crecido en el último año, después de Asturias.

A esta crisis contribuye que el territorio gallego no resulta atractivo para los extranjeros, que prefieren otras comunidades como Baleares, Valencia o Murcia para asentarse.

- Situación. En seis años Galicia sólo ha ganado 35.624 habitantes. Pasó así de representar el 6,7 por ciento de la población estatal a caer hasta el 6,1 por ciento. La razón es que mientras que el padrón gallego creció en 2006 un 0,19 por ciento, en España el incremento fue casi siete veces superior (un 1,36 por ciento).

Esta autonomía es además la segunda con menos proporción de población inmigrante, apenas concentra en su territorio a un 2,7 por ciento de los extranjeros que residen en España. Sólo la comunidad de Extremadura tiene una tasa más baja (del 2,5).

Según el último censo de población del Instituto Nacional de Estadística, los inmigrantes empadronados en la comunidad gallega a fecha de enero de 2006 son 73.756, un seis por ciento más que los contabilizados en el año anterior.

- Causas. La sucesiva pérdida de peso poblacional de la comunidad gallega en relación al conjunto del Estado se debe a dos razones fundamentales: su baja natalidad y el escaso flujo de inmigrantes que deciden instalarse en la comunidad autónoma. Los extranjeros son los únicos que podrían ayudar a equilibrar la balanza demográfica, cada vez más envejecida.

El problema es que en Galicia mueren más personas de las que nacen. El saldo en el año 2005 fue, de hecho, negativo: unas 8.212 personas menos. La comunidad gallega fue ese año la que presentó el peor balance demográfico de toda España. Aún así, en 2005 se produjo un repunte de la natalidad al pasar de 20.621 nacimientos en el periodo anterior a 21.164, cifras que no sacaron a Galicia del furgón de cola demográfico.

- Consecuencias. El declive demográfico de Galicia repercute directamente sobre las arcas de la comunidad autónoma. Si pierde peso poblacional en el conjunto del Estado, le tocarán menos fondos en el reparto estatal de inversiones, ya que la cifra de población es una de las principales armas que esgrimen las comunidades autónomas para reclamar dinero al Gobierno español.

Pero ésta no es la única consecuencia económica de la caída demográfica. El envejecimiento poblacional acarrea también fuertes costes económicos y, de hecho, es el responsable de la elevada factura sanitaria de la comunidad autónoma.

La prestación social de servicios también se encarece cuando aproximadamente el 20 por ciento de la población gallega supera los 65 años.