Mientras el PGOM acabó en acuerdo entre PSOE y PP, lo que obligó al BNG a sumarse para no quedar descolgado, la otra polémica del pleno de ayer, el diseño de la reforma de la calle Rosalía de Castro, siguió unos derroteros muy distintos, y la falta total de sintonía al respecto entre populares y socialistas permitió a los nacionalistas mantener el proyecto original, con un carril único y de sentido de salida. Los vecinos, algunos de ellos presentes en la sesión, habían presentado más de 3.700 firmas para mantener el doble carril.

El PP hizo suya esa demanda y la presentó como una "iniciativa popular", pero la concejala socialista Teresa Casal quiso responder que "no se trata de decir que sí a todo a los vecinos, sino de explicarles lo que es posible y lo que no. Lo que ustedes haces (dirigiéndose al PP) es apuntarse a todo lo que se mueve, y eso es demagogia. Si se aprueba lo que ustedes piden (ejecutar las obras pero mantener el doble carril) se gastará dinero inútilmente y los efectos prácticos son cero".

El debate fue un cruce de declaraciones entre PP y PSOE, con el BNG como "convidado de piedra", aunque sí se apuntó desde el equipo nacionalista que los informes técnicos "son muy claros: sólo cabe un carril".

Frente a las exigencias del PP (que pide también que se aguarde al plan de tráfico de la empresa Inoga), el PSOE propuso que se consultase con esta empresa, en el plazo máximo de quince días, cual sería la mejor solución para Rosalía de Castro. Pero el PP rechazó tal oferta porque "no nos fiamos de esa empresa", pese a que "sí se fían de su futuro plan de tráfico", según el PSOE, que calificó de "incongruente" esta postura.

El desacuerdo final entre populares y socialistas permite al BNG mantener, al menos de momento, el plan original de la calle.