Las toxinas lipofílicas que permanecían "agazapadas" en la plataforma continental han encontrado en los vientos de componente sur registrados desde el domingo con intensidad, y sobre todo en las corrientes que generaron, la fuerza que necesitaban para introducirse en las rías gallegas.

Es por ello que se ha producido un cierre masivo de bateas en aguas de Arousa y Vigo -las demás ya estaban afectadas desde semanas previas- que se antoja solo un anticipo de lo que sucederá en las próximas jornadas.

A estas alturas están cerrados prácticamente la mitad de los polígonos bateeiros debido a esos altos niveles de toxinas lipofílicas, entre las que destaca la diarreica (DSP), tan habitual en estas latitudes.

El Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) ya advirtió el sábado al sector, a primera hora de la mañana, de que ayer se procedería al cierre de polígonos de manera cautelar, como así ha sido.

Es por ello que los mejilloneros, previamente advertidos de lo que iba a suceder, decidieron realizar un importante número de descargas durante todo el fin de semana -incluso el domingo-, sobre todo en algunos los puertos más importantes de las rías de Arousa y Vigo.

En la primera de ellas se cerraron ayer los polígonos Ribeira B, Ribeira C, Grove C1, Grove C3 y Grove C4, que se sumaban de este modo al Grove C2, donde ya se había prohibido la extracción el viernes.

Esto supone que la ría arousana, la más rica y productiva -con 2.200 de las 3.300 bateas gallegas- todavía dispone de 18 polígonos bateeiros en los que se permite la comercialización del mejillón, aunque se desconoce hasta cuándo.

En cuanto a la ría viguesa, ayer se cerraron el Cangas G y el Cangas H -como lo estaba desde el 29 de septiembre el Cangas F-, por lo que aún tiene nueve polígonos aptos para la extracción y venta.

Donde también aguanta el sector, a la espera de ver cómo evoluciona este episodio tóxico, es en Ares-Betanzos, donde los dos polígonos existentes -en Sada- permanecen abiertos.

Mucho peor están las cosas en la ría de Pontevedra, con sus ocho polígonos cerrados (346 viveros flotantes), y en la de Muros-Noia, donde se prohibe la extracción en todas sus bateas (118), repartidas en cuatro polígonos. También está inoperativo el polígono de Baiona.