El debate sobre la pesca de arrastre se ha intensificado en las últimas semanas en el seno de la Unión Europea. El Congreso y el Parlamento dirimen si aplicar una prohibición de faenar con este arte más allá de los 800 metros. Mientras, dos expertos de la Universidad de York publicaron recientemente un estudio en el que recogen testimonios de pescadores de hace 150 años en los que señalaban la "destrucción" que el arrastre dejaba a su paso.

Estas críticas, recogidas en el informe creado por Ruth Thurstan, Julie Hawkins y Callum Roberts y publicadas por el diario The Guardian, fueron realizadas en una comisión real que valoraba el impacto de la pesca de arrastre allá por el año 1866. "Creo que no hay una parte de la tierra que no destruye la red de arrastre", decía entonces G. Cormack, un pescador de Aberdeen.

Según aquella comisión, como recoge el medio, este tipo de pesca "causó daños considerables en el fondo del mar y provocó disminuciones significativas de poblaciones de peces".

Uno de los autores del estudio, Callum Roberts, señaló también que los arrastreros han ido "transformando la vida en el fondo del mar" y haciendo que ciertos stocks como el tiburón ángel o el fletán "antes abundantes" prácticamente han desaparecido de las aguas británicas, "mientras que los peces de fondo como el bacalao, el eglefino y el rodaballo, han sufrido descensos drásticos en números", a lo que añade que los corales, esponjas y abanicos de mar fueron convertidos en "montones de barro y arena".