La Alcaldía de la primera ciudad de Galicia está en manos de 238.812 votantes. Los tres grupos que integraron la última corporación están llamados a protagonizar una jornada histórica. Los sondeos sitúan el proyecto de Abel Caballero a las puertas de la primera mayoría absoluta de los socialistas en la ciudad. Después de 28 años, el PSOE puede situarse como primera fuerza en el municipio, posición que logró por última vez Manuel Soto en los comicios de 1987. La cita no es menos crucial para los populares. La candidatura de Elena Muñoz podría dejar esta noche al PP de Vigo como segundo grupo en el ayuntamiento, posición en la que no se encontraba desde el mandato 1987-1991.

Aunque quizá el que más se juega es el BNG, fuerza que llegó a gestionar la ciudad entre 1999 y 2003 con Lois Pérez Castrillo y que en la última década ha padecido una importante sangría de votos que lo dejaron en 2011 en mínimos históricos con apenas tres concejales y un 11% de los sufragios. Tras el último varapalo de las elecciones europeas, que situaron a los nacionalistas como quinta fuerza en la ciudad, la candidatura de Serafín Otero se juega la supervivencia del partido en la corporación.

El sondeo de FARO sitúa con opciones de lograr entre 1-2 ediles a la Marea de Vigo que capitanea Rubén Pérez y que integran EU, Anova, Os Verdes, Espazo Ecosocialista y algunos independientes, y a Ciudadanos, que cambió de candidato a mitad de la campaña y concurre con Josefa Casado.

Son varios los cambios de gran trascendencia que se podrían dibujar hoy en la ciudad de Vigo, con récord histórico de candidaturas en Galicia al competir por la Alcaldía un total de 17 listas. Solo repiten como alcaldables Abel Caballero y Rubén Pérez, que en 2011 se presentó por EU y se quedó a un puñado de votos de lograr su primer concejal.

La participación en los comicios locales se ha movido siempre entre el mínimo del 58,43% marcado en 1999 cuando el PP de Juan Corral perdió la mayoría y Lois Pérez Castrillo recogió el bastón de mando para los nacionalistas. Los noventa fueron una década de extremos, pues el máximo de participación se había registrado apenas cuatro años antes coincidiendo con la única mayoría absoluta de la historia que logró Manuel Pérez. Ese año votó el 65,5% del censo electoral. Según el sondeo de FARO la participación podría caer hoy al 61,5%, un punto por debajo de 2011.

Abel Caballero aspira a un tercer mandato en la Alcaldía con una posición reforzada que le evite depender de BNG o PP para aprobar los presupuestos. Su principal compromiso es "humanizar toda la ciudad" y "duplicar los planes de empleo" sin renunciar a la defensa de infraestructuras y proyectos estratégicos para Vigo. La política social y la reforma de Balaídos junto con la candidatura de Cíes como Patrimonio de la Humanidad han sido otros de los ejes centrales de una campaña en la que el socialista dirigió sus energías a hacer balance.

Por su parte, Elena Muñoz centró sus esfuerzos en erigir el proyecto del PP en la única opción real de cambio en un intento por aglutinar el voto de los descontentos con el gobierno local. Sus principales críticas fueron por el "despilfarro" del último mandato y lo que entiende como una falta de diálogo del alcalde con la ciudad. Dos de sus compromisos más firmes son la implantación de ayudas e incentivos fiscales para que la ciudad crezca y alcance los 300.000 habitantes y medidas de apoyo a los emprendedores.

El rechazo a las humanizaciones ha sido coincidente en la oposición. Serafín Otero insistió desde el primer día en la idea de imprimir "un cambio de rumbo" a la ciudad para volcar la gestión hacia las personas. Apuesta por el comercio de proximidad, las bibliotecas de barrio y recuperar para los vecinos espacios privilegiados en el litoral de Teis. El candidato del Bloque también afiló sus dardos contra el Plan Xeral al igual que hizo la Marea de Vigo, que con Rubén Pérez aspira a hacerse un hueco en la corporación con un programa rupturista que pasa por unos presupuestos "participativos", la remunicipalización de servicios y una mayor participación de los barrios en la gestión de las inversiones municipales.

La gran sorpresa de la campaña fue el cambio de rumbo de Ciudadanos, al que todos los sondeos situaban con opciones de lograr al menos un edil, y que a mitad de camino sustituyó a Jorge Portela por Josefa Casado sin quedar del todo claros los motivos del relevo.