Con el objetivo de que su voluntad sea respetada si, llegado el momento, no tienen capacidad para manifestarla, los gallegos disponen desde hace una década de un registro en el que dejar constancia de su voluntad sobre los cuidados y tratamientos sanitarios que desean recibir al final de su vida o el destino de su cuerpo una vez fallecidos. Se trata del documento de instrucciones previas, más conocido como testamento vital. El año pasado, lo firmaron 301 vigueses. Es decir, alrededor de seis a la semana.

El ritmo, este año, aunque algo inferior, es muy similar, con 71 tramitaciones ante el Registro Galego de Instruccións Previas sobre Coidados e Tratamientos da Saúde en los primeros tres meses, según informa la Consellería de Sanidade. La provincia de Pontevedra, es la segunda en la que más documentos se tramitan, con casi un tercio del total. Galicia cerró el pasado ejercicio con 7.556 testamentos vitales, lo que supone que menos de un 0,3% de la población ha decidido plasmar por escrito estos deseos.

La gran mayoría de los documentos registrados -el 99%- contienen instrucciones sobre los cuidados y tratamientos que desean recibir, por si el deterioro físico o psíquico les impide transmitirlo. Que no les apliquen técnicas de soporte vital u otras dirigidas únicamente a prolongar la supervivencia; que les proporcionen únicamente cuidados de confort y para aliviar al máximo el dolor y sufrimiento; o que les apliquen las terapias necesarias para estabilizar la enfermedad grave e irreversible, son las opciones que plantea la Sanidade en el modelo que ha puesto a disposición de los ciudadanos, pero cada uno puede incluir las que considere pertinentes.

Casi dos tercios de los firmantes de un testamento vital -el 64%- especifican si desean donar sus órganos y tejidos para trasplantárselo a otras personas que los necesiten. De todos modos, el doctor Luis Amador, coordinador de trasplantes en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (Chuvi), explica que se mantiene la entrevista con los familiares del fallecido para que den, o no, su consentimiento, al igual que se hace con los que están en posesión de una tarjeta de donante. "Aunque en el testamento vital hay posibilidad de revocación, pueden haber cambiado de idea en último momento y no haber podido cambiar el documento, por eso preguntamos a los familiares, para evitar cualquier resquicio de duda", argumenta.

Es inferior el porcentaje de los que desean que su cuerpo se done a la ciencia para destinarlo a investigación, aunque ha aumentado en el último año -del 27 al 37%-.

Son las mujeres las que más se preocupan de estas cuestiones. Han firmado casi dos tercios -el 63%- de los 7.566 testamentos vitales firmados. Hay tres maneras de formalizarlo: ante testigos, ante notario y, desde enero de 2015, ante un funcionario. Esta última opción se ha convertido en la más popular. Desde que está disponible, han optado por ella más de la mitad de los que registran sus voluntades.

Para que los sanitarios que atiendan a una persona que ha registrado un testamento vital, los Servicios de Admisión de las diferentes áreas los identifican con un aviso a través del Sistema de Información Hospitalaria de Galicia (SIHGA). Harán referencia de la existencia del documento en la historia clínica electrónica. Si no consta este apunte, en el mismo espacio aparece el enlace al Registro nacional de instrucciones previas para comprobar si lo ha tramitado en otra comunidad.