El coche, la maleta, el tren... y una buena dosis de paciencia. Viajar en Semana Santa entre Vigo y el resto de Galicia o España exigirá pasar por desvíos, restricciones de tráfico y limitaciones de velocidad. No importa si se opta por el coche o el tren. En ambos casos es muy probable que los viajeros tengan que perder al menos unos minutos circulando por un tramo de carretera de velocidad limitada debido a obras. También que deban hacer un transbordo de ferrocarril, si las lluvias siguen dilatando los trabajos para solucionar el socavón que la borrasca "Félix" dejó muy cerca de la vía del tren en Arbo.

A solo unos días de Semana Santa, Vigo tiene restricciones en la autovía A-55, que es la que usan los conductores para enlazar con la A-52 y dirigirse hacia Ourense y el centro de la meseta o continuar hacia Tui; el puente de Rande, puerta de acceso a la AP-9; y la línea ferroviaria del Miño, que enlaza la estación de Guixar con la urbe de las Burgas, paso necesario para seguir hacia Madrid o Barcelona.

El alcalde, Abel Caballero, ya mostró ayer su preocupación por que estas últimas restricciones se mantengan durante los festivos de Pascua, cuando los trenes con origen o destino Vigo se llenan. "Es una época de mucho viaje y la inexistencia del tren directo de Madrid a Vigo nos va a dañar turísticamente. Ya lo está haciendo porque quien haga reservas tendrá miedo", anotaba ayer el primer edil.

El servicio ferroviario entre Vigo y Ourense se vio afectado por un socavón a la altura de Arbo, cerca de las vías del tren, que ocasionó la borrasca "Félix". Por seguridad se cortó el tráfico y trasladó a los viajeros en autobús. En un principio Adif estimaba que tardaría 10 días en solucionar el problema, pero las lluvias de esta semana han hecho que los trabajos se retrasen y podrían prolongarse más de lo esperado, con lo que afectarían a los movimientos de Semana Santa.

Ayer mismo dos nuevos desprendimientos de tierra bloquearon durante media jornada las conexiones que unen Tui con Valença y Ourense con Monforte. La primera se produjo junto a la estación tudense, obligando al tren con origen Oporto a regresar a Portugal. Los pasajeros fueron trasladados a su destino por carretera. El tráfico se restableció cerca de las 16.40 h.

La autovía A-55 lleva oficialmente en obras desde finales de 2015, cuando arrancó el proyecto de 5,89 millones para mejorar su seguridad. Aunque el plazo de ejecución que se anunció en un principio era de 19 meses, con lo que las obras deberían estar listas ya a principios del verano de 2017, Fomento decidió prolongarlas hasta el próximo septiembre. Tras los avances iniciales, en el vial no se ha vuelto a registrar ningún movimiento. Fomento insiste en que la reforma no está paralizada y hace días aseguró que los trabajos volverían a verse antes de que acabe marzo.

Lo que no se ha detenido en ningún momento son las restricciones. Las señales de obra instaladas a finales de 2015 siguen ancladas en la autovía, al igual que la prohibición "temporal" de circular a más de 60 km/h en varios tramos.

El trecho de A-55 entre Vigo y Porriño destaca por su alta siniestralidad. Según un estudio de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) acoge de hecho, a la altura de Mos, el "punto negro" con más accidentes de todo el país. La reforma de 5,89 millones busca paliar en parte ese problema. De momento la solución de Tráfico ha sido limitar velocidades e instalar radares. La mitad de los cinemómetros fijos de la provincia se concentran de hecho en los 10 kilómetros situados entre Vigo y Porriño.

En el puente de Rande las obras empezaron a mediados de febrero y, según ha avanzado Fomento, podrían durar hasta el verano. Las labores se centran en la renovación del firme, el repintado del tablero, la sustitución de juntas y la impermeabilización de la estructura. Para ello se está desviando el tráfico de la AP-9, que se concentra en un solo carril. Los nuevos viales exteriores siguen abiertos también, pero están reservados para los desplazamientos con O Morrazo.

Esas nuevas "alas" exteriores se habían inaugurado in extremis en diciembre, cumpliendo así el requisito que fijaba el convenio entre Fomento y Audasa para subir los peajes ya en 2018: tenerlas listas antes de enero. Mes y medio después el puente volvía a estar en obras.