Las personas que llegan para un trasplante de médula en el Álvaro Cunqueiro se sorprenden al encontrar en la habitación una bicicleta estática. Y es que, desde hace un año, Hematología receta ejercicio supervisado como terapia para recuperar antes la capacidad funcional y para evitar complicaciones. Durante las alrededor de seis semanas que permanecen en habitaciones de aislamientos, fisioterapeutas del Servicio de Rehabilitación los entrenan para, en la medida de lo posible, mantenerlos en forma. En Hematología están convencidos de que, además de los físicos, también les reporta beneficios psíquicos y emocionales. En el tiempo que lleva en marcha, ya se ha convertido en uno de los programas más valorados.

Medio centenar de personas se someten a un trasplante de médula cada año en el Chuvi. Tanto por el propio proceso, como por la inmovilidad o la medicación, sufren una "reducción muy significativa" de las capacidades funcionales y físicas. Tantos días aislados y en esa situación, también mina el bienestar emocional y puede causar depresión y ansiedad. Todo ello contribuye a que, luego, les cueste más volver a la rutina diaria y a que pierdan calidad de vida, según explica la jefa del servicio, Carmen Albo. Recuerda que las condiciones en las que la mayoría abandonaban el hospital no les permitía ni subir unas escaleras y, ahora, suelen poder.

Los fisioterapeutas -Antonio Chamorro y Carlos Pita- los valoran cuando ingresan y les indican ejercicios encaminados a mantener su rendimiento físico y evitar complicaciones, siempre graduados según su capacidad. Por ejemplo, cuando se está quieto, el movimiento respiratorio se ralentiza y se ventila peor el pulmón lo que da más facilidades a las infecciones. Ellos tratan de evitarlo. Desde hace un mes, cuentan con elementos "motivadores" como las bicicletas estáticas en cada una de las 6 habitaciones y mancuernas y steps para repartir.

En una sala común se ha instalado un tapiz rodante y otra bici estática para los pacientes que salen del aislamiento. "Ayuda a romper la barrera de miedo que tienen cuando salen de la burbuja y que normalicen la situación", explica Francisco Xosé Román, supervisor de la planta. También les pueden indicar ejercicios adecuados para cuando abandonen el hospital.

Obras pendientes

Aprobadas, pero pendientes están las obras prometidas por el Sergas en esta planta. Después de que los hijos de un ingresado se subieran a una grúa para poder ver a su padre, aislado, Sanidade prometió que en el primer trimestre de 2017 se crearían unas ventanas en las puertas con comunicación por videoconferencia, en sustitución del pasillo acristalado con teléfono que tenían en el Xeral.