La perrera municipal está al borde del colapso. Con los datos en la mano, 2017 fue uno de los peores años que recuerdan en el refugio de A Madroa. Durante el último ejercicio llegaron hasta sus instalaciones 812 perros, más de dos al día. Aunque el dato más preocupante es el de los ejemplares abandonados. Entre enero y diciembre se instalaron en la perrera 344 canes. No tenían dueño y nadie preguntó por ellos. "Es una barbaridad comprobar la facilidad con la que los propietarios dejan a sus mascotas en la calle. Es muy triste tener que acoger a tantos animales", apunta Vicente Viso, presidente de la protectora viguesa.

Por otro lado, cada vez es más habitual que los perros se marchen de casa y salgan de aventura. De todos los recogidos por los trabajadores del centro, 468 fueron reclamados por sus propietarios. "Los animales sufren mucho estrés por el ruido y las luces durante las fiestas y es normal que salgan corriendo. El problema es que se desorientan y no saben regresar a su hogar", apunta Viso.

Mientras aumenta el número de abandonos baja el de las adopciones. En 2017 tan solo se produjeron 107, lo que arroja un resultado de 237 canes más en el centro entre el primer y último día del año. Una de las razones que argumentan desde A Madroa es la clase de perros que tienen. "La gente busca perros de razas famosas, que luzcan, y los que viven con nosotros son en su mayoría palleiros. Las personas se han vuelto demasiado elitistas", critica el presidente de la protectora municipal.

Además, en las últimas semanas del año se paralizaron algunas adopciones. El motivo es que muchos de los interesados se acercaron hasta la perrera buscando un regalo para un familiar o amigo. Los responsables del centro intentan averiguar el destino final de cada animal antes de dar el visto bueno a su salida.

"Ahora ya solo se entregan ejemplares a las personas que se hacen cargo de ellos e impedimos en la medida de los posible que los animales sean simples obsequios", comenta Viso, que reconoce que "un segundo abandono puede destruirlos anímicamente". Desde ayer en España no se permite regalar animales como premio o gratificación a menores de 16 años sin el consentimiento de sus padres, según establece el Convenio Europeo sobre Protección de Animales de Compañía.

La situación de los gatos es todavía peor. Hay meses en los que apenas salen dos ejemplares hacia un nuevo hogar y la mayoría pasan meses y meses en el refugio municipal. Los felinos tienen un cuarto de juegos para ellos solos y hace poco estrenaron un quirófano para las castraciones que periódicamente realiza el centro en colaboración con el Concello para acabar con la superpoblación en las calles.

Desde la perrera esperan que el cambio de año suponga un soplo de aire fresco. Por un lado en el número de adopciones, que desean que se amplíe, pero sobre todo en el de abandonos. "No tendríamos que pedirlo pero ojalá la gente se lo piense dos veces", anota Viso.