La Xunta aprecia altos niveles de turbidez y hierro en el agua de la ciudad, aunque "de momento" no aprecia un riesgo para la salud. Un día después de que Feijóo dudase sobre la calidad del suministro en Vigo y acusase al Concello de "jugar con la salud" de los vecinos, la Consellería de Sanidade ofreció ayer los datos que maneja. Según detallaron su representante territorial, Ángeles Feijoo-Montenegro, y el delegado gallego en Vigo, Ignacio López-Chaves, sus controles detectan desde finales de octubre un nivel alto de hierro. También una elevada turbidez, un valor -aseguran- que es "habitual" encontrar en esos niveles debido a la "incapacidad" y las deficiencias de la planta potabilizadora de O Casal.

El viernes Sanidade comunicó a Aqualia que un análisis realizado en Canido había dado un nivel de hierro por encima de 600 microgramos por litro, lo que excedería el máximo permitido. Ante esa situación, la Xunta exigió a la concesionaria que realizase en menos de 24 horas un segundo informe que, en caso de que coincidiese con el resultado de Sanidade, le obligaría a desaconsejar el consumo del agua. Poco después sin embargo, el Concello desvelaba que ese análisis arroja un valor de 559, por debajo de la "línea roja", y relacionaba el dato con una obra concreta.

La Xunta ya avanzó que hará nuevas muestras. También cuestiona que el dato obtenido por sus técnicos en Canido pueda deberse a una obra en la parroquia. Reconoce que Aqualia realizó un trabajo en Gomez Román tras la rotura de un colector, pero asegura que, en todo caso, "afectaría a la turbidez, no a la medida de hierro". "Se extramará la vigilancia", zanja.

Vigo no es de todas formas el único Concello al que la consellería ha exigido un control específico. La Xunta contactó también con Moaña, Redondela y Soutomaior para advertirles de que algunos de los controles realizados en su territorio muestran niveles de hierro, turbidez o color por encima de los valores máximos permitidos. Al igual que se hizo en Vigo con Aqualia, el organismo gallego ha reclamado un nuevo control a cada una de sus concesionarias del agua para decidir qué medida adoptar. Sanidade se ha dirigido además a otros consistorios que se aproximan a las "líneas rojas" para que informen cada día de sus analíticas -como hace Vigo, reconoce la Xunta-.

Desde Sanidade advierten de que los problemas que padece Vigo se deben a la sequía, pero también a una planta potabilizadora "obsoleta" e "incapaz". A la presentación de los datos de Sanidade acudieron Mercedes Domonte, jefa de Sanidade Ambiental; y Vanesa Anca, inspectora ambiental, quienes explicaron que el nivel de hierro óptimo se sitúa por debajo de 200 microgramos. Entre 200 y 600 -explicaron- el agua es apta, pero con valores altos. Según se detalló ayer, "en toda la red" se alcanzan niveles que exceden los 200. La Xunta asegura que el último control realizado a la salida de la planta de O Casal alcanza 514 mg/l.

El organismo autonómico decidió intensificar los exámenes después de detectar un nivel elevado el 25 de octubre. En cuanto a la turbidez, explica que debido a las limitaciones de la potabilizadora, es "habitual" encontrarse con valores destacados. "El año pasado, de los 12 meses, excepto dos hubo incumplimientos por turbidez". Los técnicos explicaron que las características de la red de Vigo, donde se mezcla el agua, hace que sea "complicado" planificar las restricciones. Un ejemplo es que la Xunta no podía concretar si desaconsejaría el consumo solo en Canido o en el conjunto del municipio.

En cualquier caso, Feijóo-Montenegro recalcó la importancia de transmitir un mensaje de tranquilidad. "No es una situación de alerta sanitaria, como sí lo sería en el caso de que hubiera altos niveles de contaminación. Tiene que quedar muy claro: no es una alerta sanitaria", incidió la representante de la Consellería de Sanidade, quien aclaró además que los altos niveles detectados en Vigo "no son elementos tóxicos". Aunque puede hacer que el consumo sea "desagradable", "no representa un riesgo para la salud en ingestas bajas de hierro. Sí podría tener efectos perjudiciales en el caso de ingerir niveles altos a lo largo del tiempo".

Tras presentar los datos, López-Chaves fue muy crítico con el Concello, el que ostenta -reiteró- la competencia del abastecimiento de agua a los vecinos. En sintonía con las denuncias lanzadas el jueves por Feijóo y desde hace semanas por el PP local, el delegado autonómico acusó a Caballero de "no colaborar" con la Xunta y de "ocultar información esencial".

"Tras semanas diciéndonos que con la reserva actual habría para 80 días de suministro, llega un día y advierte de que solo hay para 25", incidió López-Chaves. Esa comunicación por parte de Praza do Rei, que según la Xunta llegó hace solo una semana, fue la que llevó a Augas de Galicia a decidirse a rebajar el caudal ecológico de la presa de Eiras, medida que el Concello reclamó durante semanas.

"Desde 2010 el Concello sabe que la planta tiene una deficiencia estructural, tuvo el dinero necesario para modificarla pero lo usó en calles y losetas", lamentó López-Chaves, crítico también con que Aqualia solo aporte informes sobre el estado del agua a su salida de la planta de O Casal, no de los diferentes puntos de la ciudad. Una actitud que contrapuso con la "transparencia" de San Caetano.