El Conservatorio Superior de Música, que el pasado año contó con 279 matriculados y 43 titulados, abre sus puertas a un nuevo curso el próximo 14 de septiembre con el estreno, por primera vez en Galicia, del título de Producción y Gestión.

-¿Qué ofrece al alumnado la nueva especialidad?

- Es otra manera de enfocar la música. Nos pareció que teníamos que abrir una vía diferente, introducir ámbitos distintos los que estamos acostumbrados los músicos, como la contabilidad, la gestión de marketing o la organización de espectáculos. Ahora tendremos que luchar para consolidarla y que sea referencia pues es una titulación que no se ofrece en muchos centros de España.

-¿Responde a las nuevas necesidades que encuentran los músicos al enfrentar el mercado de trabajo?

- El nuestro, por ejemplo, es un centro de producción musical, con gran cantidad de programación que hacemos quienes estamos dentro con nuestros conocimientos, un poco rudimentarios. Al salir al mercado laboral ¿quién nos produce los espectáculos? Solemos gestionarlos nosotros, con la mayor voluntad del mundo, porque lo tenemos que hacer, no porque tengamos los conocimientos para ello.

-¿Existen aún vacíos de formación en la oferta académica de la enseñanza superior de música?

-Creo que la oferta está en sintonía con lo que puede demandar el mercado laboral. Por lo menos, ese e el feed-back que me llega del alumnado que termina. Se avanzó muchísimo en los últimos 20 años pero todo es mejorable. Nos queda lograr esa autonomía de gestión que permita sacar a los centros de educación superior del corsé de la enseñanza secundaria desde el que se los trata.

-Hasta ahora el conservatorio ofrecía cuatro especialidades: composición, musicología, pedagogía e interpretación, con distintos itinerarios cada una. ¿Cuáles tienen más demanda?

-Aunque hay instrumentos como el piano, la guitarra o el clarinete a los que se presenta mayor volumen de alumnado a las pruebas de acceso, un año lo más demandado es la percusión, otro el clarinete, otro la música tradicional? En todo caso, todas las especialidades tienen unas cifras semejantes.

-El año pasado una de las apuestas fuertes del centro fue ofertar música antigua. ¿Hay un nuevo perfil de alumnadocon inquietudes distintas a las habituales?

-El de la música antigua es un mundo muy específico que interesa a alumnado que ya tiene un bagaje. Somos el centro que más alumnos de viola da gamba tiene de España, por ejemplo, pero es una especialidad en la que tenemos que crecer pasito a pasito. El perfil mayoritario es el de quien finaliza estudios en un conservatorio profesional,- antiguo Grado Medio - con un nivel de formación alto y que se matricula aquí porque quiere ser músico profesional.

--¿La crisis y los cambios en el mercado laboral afectaron a la elección de la formación musical como salida laboral

-Hay nichos de mercado que están un poco más saturados, como las plantillas de los conservatorios profesionales, por ejemplo. En mi tesis de 2015 señalo que quizás haya que abrir vías hacia el mundo audiovisual, multimedia y digital. Aún así la inserción laboral de los titulados gallegos en el conservatorio superior, al menos en el periodo que analicé (2001-2010), es del 85%, y creo que las cifras actuales son parecidas.

-Hace diez años que el centro accedió al Programa Erasmus + ¿Qué aporta el intercambio de profesores y estudiantes?

-Es como una bocanada de aire fresco. Permite observar, llevar, traer y adaptar innovaciones y metodologías. Compartir las ideas que desarrollamos en Vigo y recibir las de otras partes es un sistema de apertura fantástico y que visibiliza al alumnado. Por ejemplo, un cuarteto de estudiantes de clarinete estuvieron en Salerno porque la institución los requirió para hacer música de cámara. Da muchas oportunidades. Ahora mismo somos el conservatorio superior que más movilidad tiene de España y el único que tiene acuerdos con países de fuera de la Unión Europea. Este año tendremos estudiantes de Ucrania, Belgrado y Sarajevo.

-Este curso el centro cumplió 60 años. ¿Qué retos encara a corto plazo?

-En dos o tres años queremos consolidar y hacer crecer tanto el volumen de alumnado como la oferta que tenemos y, sobre todo, posicionar al conservatorio en ese lugar que merece dentro de la ciudad, que se conozca más allá de nuestras verjas, que no sea tan hermético, y también que lo sea fuera de ella.

-¿Está invisibilizada la enseñanza musical?

-Se la ve de una manera antigua. Hay gente que aún asocia ir al conservatorio con tocar solo el piano, la guitarra o el saxofón y no, se hacen muchísimas cosas. No solo de hace doscientos años. También de hace tres días. La música está en otra onda y el conservatorio también, no es un lugar antiguo. Eso hay que visibilizarlo pero nosotros solos no podemos. Las enseñanzas artísticas necesitan más apoyo institucional.