"Déjenme vivir un poco, quiero vivir un poco..." R. L.P., un vigués de 43 años con un amplio historial de condenas que lo han mantenido la mitad de su vida en la cárcel, rompió a llorar ayer ante la juez. Este hombre se sentaba en el banquillo del Juzgado de lo Penal 3 de Vigo acusado de asaltar una herboristería haciéndose con 300 euros y, minutos después, abordar a una octogenaria en la calle y tirarla al suelo tras arrancarle el bolso de un tirón. Unos hechos por los que la fiscal pide una pena de 7 años menos un día de cárcel. El acusado, que está en prisión provisional, negó la autoría. "¿Voy primero a una herboristería y después robo un bolso? ¿Cómo voy a hacer eso? Eso no encaja por ningún lado", alegó, insistiendo en su inocencia. Pero cuando estalló y arrancó a llorar fue al escuchar que el juicio se iba a suspender ya que faltaba una testigo clave, la anciana asaltada. "¿Me van a hacer pasar más tiempo en prisión por algo que no hice? Déjenme vivir un poco... Déjenme ir a un centro", expresó, en referencia a un lugar donde desintoxicarse de la adicción a las drogas que arrastra desde joven.

Todo ocurrió la tarde del 3 de febrero de este 2017. El acusado hacía solo unos días que había salido de la cárcel. La Fiscalía -que cita en su escrito varias de las condenas firmes por robos que acumula este hombre, dictadas en estos casos por juzgados de Madrid, A Coruña o Pontevedra- lo acusa de un delito de robo con intimidación cometido en establecimiento abierto al público y de otro de intento de robo con violencia, aplicando las circunstancias agravantes de reincidencia y de abuso de superioridad.

Según la acusación, el hombre entró en una herboristería y se dirigió "amenazante" a la encargada haciendo un gesto con el puño -simulando llevar un arma- y diciéndole: "Dame el dinero o te juro que te mato". El botín ascendió a un total de 300 euros. Después, prosigue la fiscal, se acercó en García Barbón a una anciana que caminaba con bastón y, tras un forcejo, presuntamente le sustrajo el bolso y la tiró al suelo. Un testigo, sin embargo, lo siguió y recuperó las pertenencias de la víctima. El acusado fue detenido por la Policía en las inmediaciones.

Antecedentes

El imputado lo negó todo. "Yo no fui señoría, me tienen aquí por mis antecedentes", declaró, añadiendo que aquel día había consumido drogas, pero que si hubiese hecho "algo tan grave" como "arrojar a una señora al suelo" lo recordaría. "La cazadora que llevaba es parecida a la de la descripción del ladrón, pero los pantalones son diferentes", prosiguió. Justificó que estuviese corriendo cuando la Policía fue tras él ya que "llovía" y "buscaba un taxi". Y afirmó que el dinero que llevaba encima ese día se lo había dado una tía suya.

Mientras estaba declarando, el juzgado tuvo que decidir el aplazamiento del juicio para una segunda sesión en octubre ya que no había sido citada la mujer a la que le robaron el bolso, testigo que la fiscal ve "imprescindible". Y aquí el acusado se quejó ante la juez, mostrando su contrariedad por estar en prisión "por algo que no he hecho". Contó que cumplió 22 años en la cárcel, 11 de ellos de forma continua. "Después salí a la calle y se me hizo grande; me refugié en las drogas", afirmó. Y añadió: "Lo que necesitó es ayuda". Concretamente, pidió que pueda estar en un "centro" para desintoxicarse.

Los robos cometidos por este delincuente a lo largo de su vida han estado vinculados a su drogadicción. La defensa pedirá su libre absolución y ya de forma subsidiaria que se le aplique la suspensión de la ejecución de la condena de cárcel contemplada en el artículo 80.5 del Código Penal. Un supuesto que beneficia a los penados que "hubiesen cometido el hecho delictivo a causa de su dependencia" a estupefacientes, siempre que se certifique que el condenado está desintoxicado o sometido a un tratamiento que no podrá abandonar hasta que supere la dependencia a las drogas.

En caso de que no se acepte esta suspensión, la defensa también planteará como última opción que en vez de en prisión, se le ingrese en régimen cerrado en un centro en el que pueda seguir esa terapia de deshabituación.