La concentración en recuerdo a Miguel Ángel Blanco, el concejal del PP de Ermua asesinado por ETA hace veinte años, ofreció imágines inéditas de los políticos vigueses unidos para conmemorar la efeméride en una escena muy alejada de la confrontación habitual que protagoniza la política de la ciudad.

Cerca de doscientas personas se sumaron a la convocatoria en recuerdo del edil popular en un acto que se repitió en numerosas ciudades de todo el país. La escalinata del MARCO fue el lugar elegido para escenificar la unidad viguesa contra el terrorismo y tras una pancarta con el lema "En recordo de Miguel Ángel Blanco" se situaron los concejales de la Corporación, tanto del equipo de gobierno como de los grupos de la oposición, PP y Marea de Vigo. Tras los tres minutos de silencio, que se respetaron escrupulosamente, y un largo aplauso para cerrar el acto, los políticos se reunieron en corrillos en los que los fotógrafos que acudieron pudieron inmortalizar escenas inéditas como la de Abel Caballero abrazando a la portavoz del grupo municipal popular, Elena Muñoz, o la teniente de alcalde y presidenta de la Diputación, Carmela Silva, saludando con un beso al delegado de la Xunta en Vigo, Ignacio López-Chaves. También fue notorio el encuentro entre el alcalde vigués y uno de sus predecesores en el cargo, Manoel Soto. No fue el único exregidor que acudió ya que también estuvo Manuel Pérez, que departió con varios concejales tras la concentración.

El espíritu de Ermua, que surgió hace veinte años para describir la unidad de todos los partidos políticos contra ETA y, por extensión, la unión de toda la sociedad contra el terrorismo, regresó por unos instantes a la ciudad de Vigo, donde los dirigentes dejaron aparcadas sus diferencias. También los ciudadanos ya que muchos de los que paseaban ayer al mediodía por Príncipe se encontraron con el acto y decidieron sumarse al mismo, algunos en la escalinata y otros muchos detrás de las cámaras, observando a distancia el homenaje pero también guardando silencio.

Abrió el acto Caballero con un discurso en el que recordó el asesinato del concejal de Ermua, que fue tiroteado en un descampado dos días después de su secuestro, el 10 de julio de 1997. No moriría de inmediato, ya que tras ser encontrado aún con vida por unos ciudadanos fue trasladado a un hospital, donde murió la madrugada del día 13 sin que se pudiese hacer nada por su vida. "Quería mejorar la vida de sus ciudadanos y eso le costó la vida. Quería desempeñar su cargo en democracia. Fue elegido por sus vecinos y fue asesinado por ETA", resumió el alcalde vigués en referencia a Blanco, que tenía 29 años cuando murió y apenas llevaba dos años vinculado a la vida política.

"Eran los tiempos del horror de ETA, donde unos matones querían en nombre del terror imponer su fuerza con el asesinato", prosiguió Caballero, que recordó que el asesinato del concejal popular supuso un punto de inflexión para la sociedad española y la actitud contra la banda terrorista, con movilizaciones masivas que surgieron de forma espontánea. "La sociedad española unánime y fuerte alzó su voz, todos y todas salimos a la calle, en todos nuestros pueblos y ciudades con el grito de la libertad, de la democracia, de la paz. Defendiendo a Miguel Ángel Blanco y con él a tantos hombres y mujeres asesinados", prosiguió el regidor.

"Les dijimos que no les temíamos, que queríamos acabar con ellos y lo hicimos. La democracia y la sociedad española acabamos con ETA. Los derrotamos, los vencimos", añadió un solemne Caballero, que también reclamó que "la banda terrorista y sus adláteres pidan perdon por todo el daño que causaron".

El discurso de Caballero no solo se centró en Blanco y todas las víctimas del terrorismo ya que también quiso hacer extensivo su homenaje a "aquella sociedad que hace veinte años gritó un basta ya. Aquella sociedad española que supo señalar la lucha contra la barbarie. Que en la dignidad de sus derechos y en el respeto a Miguel Ángel Blanco se echó a la calle. En Vigo, también. Si cabe, más. Docenas y docenas de miles de viguesas y vigueses recorrimos las calles de la ciudad clamando paz y democracia. Y hoy, a ellas y ellos también, nuestro respeto", concluyó.