El porcentaje de personas que optan por vacunarse contra la gripe en el área sanitaria viguesa aumenta, pero lo hace de una forma muy lenta. A pesar de los esfuerzos de la Administración sanitaria, en la última campaña, solo se cubrió al 52% del principal colectivo al que va dirigido, los mayores de 65 años. Son dos puntos más que la anterior, pero todavía está muy lejos del objetivo del 65% y mantiene a Vigo a la cola de Galicia en inmunización contra una enfermedad grave, que este año provocó el ingreso de 347 pacientes en el Chuvi. El 51%, sin vacunar. El análisis de las coberturas por centros de salud en la ciudad da algunas pistas sobre qué es lo que sucede. Así, los que han obtenido más éxito en esta batalla son pequeños y están ubicados en las parroquias, mientras que los que peores resultados presentan son grandes y urbanos.

De los diecisiete centros de salud de la ciudad, el de Coia es el que atiende a más mayores de 65 años. Tienen registrados a 8.046, pero solo se vacunaron dos de cada cinco -40,7%-, el porcentaje más bajo no solo del municipio, sino de todo el área. Le sigue el de López Mora -42,6%- y también entra entre los cinco con peores resultados el de la calle Cuba, el tercero más grande -44,1%-. El de Teis y Rosalía, cuartos y quintos en número de tarjetas, están por debajo de la media en vacunación.

En el extremo contrario se encuentra el de Matamá, donde se inmunizaron tres de cada cinco de sus poco más de dos mil mayores -59,3%-. Le sigue el de Sárdoma, con una dimensión similar y una cobertura del 57,7%. También obtiene un buen porcentaje el más pequeño, el de Bembrive, con el 52,7% de sus 721 usuarios de más 65 años inoculados. Los tres son centros de tamaño reducido y están en parroquias.

Sin embargo, hay excepciones. Se cuelan entre los que obtienen mejores resultados el céntrico de la calle Bolivia -52,8%- y el de A Doblada -49,5%-, urbano y el segundo mayor de la ciudad. En cambio, el de Navia, teniendo el menor número de mayores tras Bembrive, solo consigue una cobertura del 43,4%. Así, la subdirectora de Procesos de Enfermería sin ingreso, Ana Estévez Álvarez, expone que parece que en los centros pequeños y más rurales "se trabaja más de cerca con el paciente", mientras que en los urbanos los usuarios "vienen más a demanda". Pero advierte de la dificultad de sacar conclusiones por los múltiples factores que influyen. En 2016, en la Estructura Organizativa de Xestión Integrada (EOXI) de Vigo se creó una comisión permanente de seguimiento para analizar los datos y cómo se pueden mejorar.

Una de las medidas que se extendió a todos los centros del área en la última campaña fue la de llamar, a partir de la cuarta semana, a aquellos que aún no hubieran pedido cita para vacunarse. Si en el piloto de 2015 se logró una espectacular respuesta -el 93% de los 571 contactados accedió-, en la actual solo se tuvo éxito en el 12% de las 7.245 llamadas. "Aspiramos a aumentar el número de llamadas, pero cuando lo que logras con ellas es tan poco, desmotiva.", explica Estévez. Y es que una llamada "bien hecha" lleva entre 7 y 10 minutos, en los que se indaga en los motivos del paciente, se le explica que es segura y que no solo protege de pillar una gripe, sino de sus complicaciones, así como que es un mecanismo de solidaridad para que no se extienda entre la población. "Si ponemos tanto esfuerzo en ello es porque tiene mucho interés para la población", destaca.

Otro dato desilusionante están siendo las renuncias expresas. Si en 2014 se registró un 2% de pacientes que rechazaron el ofrecimiento de vacunarse, en 2015 eran el 5% y, en esta última campaña, el 7%. Aunque puede deberse a un "efecto iceberg" y que esté aflorando lo que antes no se anotaba.