Investigadores del grupo Geaat de la Universidad de Vigo y del Campus do Mar iniciaron el miércoles los trabajos de recuperación de los restos de una factoría romana de salazón en la zona de Sobreira, en San Miguel de Oia. Ellos se encargarán de la primera fase del proyecto consistente en la excavación del perímetro y el registro de los restos arqueológicos. Su cometido se prolongará hasta el día 5, momento en el que tomará el relevo personal de la empresa Tomos, contratada por el Concello para ejecutar una segunda fase consistente en el tapado de los restos y la adecuación de las inmediaciones como zona de paso entre las playas Fuciños y Sobreira.

El yacimiento fue localizado en la década de los cincuenta, pero no fue hasta finales de 1990 cuando fue catalogado como villa romana. La construcción de una zona deportiva privada sobre buena parte de su extensión, unido al uso del terreno como zona de paso y la agresividad de la acción marina hacen urgente la intervención para evitar que los restos queden totalmente destruidos. "Están próximos a desaparecer", concluyeron los técnicos de la Concejalía de Patrimonio Histórico de Vigo que aceptaron la propuesta de colaboración realizada por la Universidad a comienzos de 2017. El gobierno local destinará 12.000 euros a su parte de los trabajos.

"El desgaste por la acción humana y la acción marina agresiva de los últimos inviernos propició la pérdida total del frontal norte del yacimiento", explica Adolfo Fernández, que dirige los trabajos en San Miguel de Oia. Los investigadores de la Universidad visitaron la zona la primavera pasada y detectaron además daños que no eran compatibles por la erosión marina y temen que sea fruto de una excavación premeditada por parte de algún furtivo en busca de restos arqueológicos.

El proyecto autorizado por la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta recoge que solo quedan vestigios en la zona norte, la más expuesta al mar, y en la oeste, bajo una tupida vegetación. El yacimiento está "amenazado de total destrucción". Sus dimensiones son de entre 10 y 12 metros de largo por 1,5 de ancho. La superficie de intervención ronda los 15 m2. Hoy ya es visible el interior del tanque de salazón con el mortero de cuarzo y tres muros de mampostería con escasa potencia.