El mensaje ecologista cala cada vez más en la ciudad. O al menos esa es la lectura que deja el balance de reciclaje de 2016. Las estadísticas del Concello revelan que, por tercer año consecutivo, los vigueses han hecho un mayor esfuerzo a la hora de separar sus residuos para arrojarlos después al contenedor que les corresponde.
Sube el reciclaje de papel y cartón, el de vidrio y el de envases ligeros. En total, en 2016 esos tres tipos de residuos sumaron casi 9.100 toneladas, unas 400 más que el año anterior. Si se compara el dato con el de hace solo tres años, 2013, cuando se tocó fondo con menos de 8.200 toneladas de papel y cartón, vidrio y envases ligeros, supone un repunte del 11%.
El papel y el cartón son los residuos que más crecen. Tras una alarmante caída entre 2009 y 2015, período durante el que se desplomó un 44% -pasó de las 5.200 toneladas de 2009 a las 2.900 que se anotaron en 2015-, el material recogido en los contenedores azules repuntó el año pasado casi un 8%. Aunque el volumen de papel reciclado sigue muy alejado del que manejaba la concesionaria hace tan solo unos años, en 2016 ascendió a 3.100 toneladas, 200 más que en 2015.
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El reciclaje que más toneladas mueve es sin embargo el vidrio. En 2016 los vigueses arrojaron a los contenedores especiales para la reutilización de este material algo más de 3.500 toneladas, lo que representa un sensible 2,25% por encima de 2015. A diferencia de lo que ocurre con el cartón, el dato es el más alto desde al menos 2009 y confirma la tendencia de crecimiento que se viene anotando, año tras año, desde 2015, cuando la concesionaria retiró en total 2.500 toneladas.
El caso de los envases ligeros es algo distinto. Desde 2009 los contenedores amarillos han mantenido más o menos su volumen de residuos, sin grandes oscilaciones, pero sí con subidas y bajadas. Así, tras un ligero descenso entre 2014 y 2015, del 5%, el año pasado remontó casi un 4%. En total la concesionaria retiró 2.400 toneladas.
Aumenta también el reciclaje de pilas, que sumó el año pasado más de 25 toneladas. El incremento, tanto de este tipo de residuos como del resto de reaprovechables, puede explicarse por dos grandes factores. Uno, el repunte del consumo, que se traduce también en desperdicios. Otro, la mayor concienciación ciudadana, gracias en gran medida a las campañas públicas.
