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Luis Fernández Galiano: "La sede del Registro es una obra respetuosa e inteligente"

Recomienda que la arquitectura se someta "a una cura de humildad y adelgazamiento; a una nueva austeridad"

La Fundación Barrié acoge esta tarde (20 horas) la conferencia de Luis Fernández Galiano dentro del ciclo de conferencias en colaboración con la Fundación Amigos del Museo del Prado.

-La revista que dirige, Arquitectura Viva, ha elegido para su monográfico la actuación del equipo de Irisarri y Piñera en la sede del Registro de la Propiedad del Casco Vello, ¿conoce la obra?

-Sí, es una obra excelente. Para el monográfico seleccionamos 24 edificios de toda España que nos parecen modélicos y cuando elegimos el de Irisarri en Vigo lo hicimos conscientes de que lo destacábamos por encima de muchos otros. Es una obra respetuosa e inteligente.

-¿Y conoce la ciudad?

-No puedo decir que sí. He estado un par de veces pero hace mucho tiempo. Como tengo un par de horas libres antes de la conferencia, intentaré emplearlas en ver las últimas cosas. La recuerdo como una ciudad muy dura, así que estoy deseando conocerla mejor.

-Uno de los proyectos de futuro de Vigo será transformar la Panificadora, para la que se ha convocado un concurso de ideas. Se habló en su momento de transformarla en biblioteca.

-No lo conozco pero me parece muy interesante que se fomente la reconversión del patrimonio industrial. Pensar en reconvertir una Panificadora en biblioteca es muy meritorio. No es solo un lugar con libros, sino también un lugar de encuentro.

-Visita Vigo para hablar del Museo del Prado.

-En concreto del edificio del Museo del Prado y su transformación desde que se construyó hace ya dos siglos por Villanueva para un gabinete de historia natural que luego se transformó en un museo de pinturas hasta la actualidad. Ya se han ampliado varios edificios y ahora será el turno del Salón de Reinos, el antiguo Museo del Ejército. El concurso lo ha ganado Norman Foster y se falló hace solo dos semanas. Es un edificio histórico del siglo XVII que Foster rehabilitará respetando el pasado y añadiendo elementos como un gran pórtico de bronce que le da una imagen institucional muy poderosa. Villanueva en su día hizo un pórtico de piedra y ahora Foster hace uno de bronce.

-¿ El Museo del Prado evoluciona con el tiempo?

-Sí, evoluciona pero dentro de la continuidad histórica porque en el centro, en el corazón del Salón de Reinos está la sala donde estaban todos los lienzos que ahora están en el Prado dispersos por sus salas pero que milagrosamente se conservaron y han llegado hasta nosotros.

-¿La obra de Foster en el Prado será un punto y final?

-Nunca se sabe. El Prado ha crecido durante estos dos siglos varias veces y ahora ha pasado a ser un campus de tres edificios y quién sabe lo que ocurrirá en el futuro pero ya no lo verá nuestra generación. Ahora con esto se completa porque ya no hay más edificios históricos disponibles alrededor ni tampoco conviene que un museo sea tan grande y no pueda recorrerse.

-¿Qué le parece la arquitectura de firma?

-Hay grandes arquitectos que tienen su prestigio asociado a la capacidad de intervenir en silencio en los edificios donde añaden un capítulo más a su larga historia. Otros, por el contrario, tienen el empeño en que se note que han pasado ellos por allí y añaden elementos más extravagantes. Dentro de la arquitectura hecha por grandes arquitectos los hay silenciosos y los hay más amantes de hacerse ver a través de los gritos. Hay gritos y susurros.

-Da la impresión que es usted más proclive a los susurros...

-Yo los prefiero, sí, y el proyecto de Foster es de esa categoría, de los susurros, es un proyecto que casi pasa inadvertido.

-Vigo no ha sido capaz de resistirse a proyectos de renombre, grandes firmas como Rafael Moneo para actuar en el Concello y su entorno o Thom Mayne para la estación Vialia del AVE. Por el momento ambos son solo maquetas.

-No es tan importante quién lo haga como si el edificio es una necesidad sentida por la ciudad. Si no es una necesidad apremiante, no están los tiempos como para hacer edificios inútiles. En eso creo que la arquitectura tiene que pasar por una cura de humildad y de adelgazamiento. Necesita una nueva austeridad.

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