La buena sintonía que preside la relación entre Concello y Puerto ha permitido desbloquear en menos de diez meses cuestiones que llevan años enquistadas. La actuación planteada para la nave de El Tinglado, al igual que la del proyecto de Portocultura en la de rederos de O Berbés, habían sido vetadas por el Concello por establecer actividades como la de restauración y comercial no autorizadas en el plan de Usos, y así lo entendieron los juzgados al dictar sendas órdenes de paralización. Dos actuaciones que ya están desbloqueadas aunque con una funcionalidad que además de cumplir con la exigencia legal de enfocarlas hacia usos portuarios nada tiene que ver con la controvertida propuesta original. Por un lado, en la nave de El Tinglado ya comenzaron las obras en el lateral norte para albergar la sede del puesto de la Guardia Civil y otros locales como almacenes de carga. Y por otro, en los próximo meses arrancarán los trabajos en la nave de rederos para reabrirla como un complejo de oficinas.