Aunque su diagnóstico continúe estando infravalorado, los procesos de disfagia se multiplican. Esta dificultad para tragar puede traducirse en deshidratación e incluso neumonías provocadas por al aspiración del bolo alimenticio por las vías respiratorias en detrimento del esófago. Actualmente su detección dependía de síntomas como la afonía tras beber o un test de viscosidad, sin embargo la otorrino vasca Gemma Garmendia, junto a la logopeda viguesa María Jesús Rodríguez, inauguran hoy una unidad pionera en el diagnóstico de la disfagia basada en la vídeofluoroscopia.

-¿En qué consiste esta nueva unidad y cuáles serán las ventajas de contar, por primera vez en Galicia, con la vídeofluoroscopia?

-Se trata de un proyecto doble. Por un lado, hemos creado una unidad de disgafia orofaríngea para Vigo y por otro, porque creemos insuficiente la información que reciben nuestros pacientes, decidimos poner en marcha la Asociación Gallega de Pacientes con Disfagia. Desde esta unidad se realizaría el diagnóstico y tratamiento. Y aquí reside la excepcionalidad. Nosotros contamos con la vídeofluoroscopia, que nos enseña en tiempo real cómo es la deglución de un paciente, lo que permite observar el condicionante de la disfagia, si hay o no aspiración por mínima que sea, etc.

-¿Cómo han sido los primeros resultados de diagnóstico con esta técnica?

-Muy positivos. La hicimos ya con tres pacientes con éxito y claramente vamos a seguir trabajando en esta línea. Se trata de la forma más objetiva de detectar este proceso. Se trata de una prueba radiológica, le damos al paciente un bolo de comida teñido con contrastes radiológicos al volumen, consistencia y viscosidad que creemos oportuna en función del análisis clínico previo y entonces traga. Y esta deglución queda grabada por lo que puedes detectar cuáles son los lugares donde tiene el problema. De esta forma ya iríamos directos con el tratamiento.

-¿Existe algún procedimiento o método estándar o cada paciente tiene un tratamiento completamente particular?

-Hay unas técnicas logopédicas y de rehabilitación básicas y beneficiosas para cualquier paciente. Pero en casos más avanzados sí se necesita de una especialización. Además también hay tratamientos quirúrgicos y nunca podemos olvidarnos del tema nutricional. Hay situaciones en las que el nivel de disfagia es tan alto que no puede alimentarse por la boca y hay que emplear otras técnicas.

-¿La disfagia puede curarse del todo o solo reducir sus síntoma al mínimo?

-A lo largo de mis diez años trabajando con personas con disfagia puedo decir que hay de todo. Pero especialmente la no curación viene representada por problemas cognitivos del paciente: la capacidad para hacer sus ejercicios, sumarse a una dieta o incluso para aprender a tragar no es la adecuada.

-¿Se han incrementado los afectados por esta dificultad en la deglución o en verdad aumentaronsus diagnósticos?

-Ambas cosas. La disfagia se va incrementado porque la esperanza de vida cada vez es mayor. El proceso de disfagia afecta sobre todo a los ancianos porque la capacidad de contracción muscular se va alterando y muchos de ellos terminan aspirando. Mientras vamos envejeciendo padeceremos de enfermedades concomitantes, por lo que podemos tener más ictus, más cánceres, es decir, enfermedades que cursan la disfagia. También es cierto que se diagnostica más; una persona que no pueda comer sólidos, por ejemplos, tiene disfagia.