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Una médico propone un nuevo método para mejorar el diagnóstico de la hipertensión

Diseña un protocolo tras analizar 154 casos -Detecta que se produce un sobrediagnóstico al calcular la media de 3 medidas por visita - Propone subirlo a 6 y usar un intervalo de confianza

La doctora María del Mar Martínez. // Adrián Irago

Utilizar monitores automáticos, realizar seis pruebas en cada visita, descartando las tres primeras y utilizar un intervalo de confianza que, además, determine el número días que tiene que acudir el paciente. Es el nuevo método propuesto por una médico de familia del área sanitaria viguesa, María del Mar Martínez, para afinar en el diagnóstico de la hipertensión en las consultas, tras ponerlo a prueba en 154 pacientes de tres centros de salud.

La hipertensión es, según la Organización Mundial de la salud (OMS), uno de los principales factores de riesgo de muerte. Medirla no es tan simple como puede parecer. De hecho, los médicos creen que puede haber un sobrediagnóstico entre la población, porque estos test no se realizan correctamente. La monitorización o la automedida del paciente con un dispositivo en sus domicilios, han demostrado detectarla mejor. Sin embargo, la extensión de estas prácticas es más compleja por la inversión que requiere. Por ello, la que realiza el profesional en la consulta -medida clínica- es la más habitual, pero los sanitarios no cuentan con protocolos para saber cómo tomarla mejor: ¿Cuántas visitas del usuario hacen falta? ¿Cuántas pruebas en cada visita? ¿Cuánto tiempo de espera entre prueba?

Para encontrar la mejor respuesta a estas preguntas, la doctora María del Mar Martínez ha realizado un estudio con 154 pacientes de tres centros de salud de A Doblada, Nicolás Peña y Sárdoma -86 con tratamiento antihipertensivo-. Lo hizo en colaboración con la doctora de A Doblada Teresa Díaz y bajo la dirección del profesor Iganacio Alonso Alonso, del Departamento de la Señal y la Comunicación de la Escuela de Ingeniería. Con una ayuda concedida por la Xunta, pudieron contratar a enfermeras para esta labor. La doctora Martínez recogió sus conclusiones en una tesis con la que obtuvo sobresaliente cum laude.

Lo primero que concluyeron es que medir la presión arterial a través de un aparato automático es más preciso. ¿Por qué? Porque el paciente está solo en una sala, con un dispositivo programable, evitando lo que se conoce como el "efecto bata blanca" -que la presión suba de forma transitoria en presencia del personal sanitario-. Además, así no se consume tiempo de los profesionales, por lo que se pueden realizar todas las medidas que sean necesarias, y no solo tres como es habitual. "Las medidas automáticas son más reproducibles que las manuales, tanto en una misma visita" como comparadas con las de varias, expone.

La doctora explica que, con estos pacientes se empleó un protocolo "muy estricto". Se les realizaron las pruebas sentados con los pies apoyados, en una habitación en silencio. Concluyeron que lo aconsejable es comparar los resultados obtenidos en varias visitas, haciendo seis medidas en cada una y descartando las tres primeras, que "siempre son muy superiores". En la actualidad, el problema es que solo se tienen en cuenta esas tres primeras, de ahí que crean que hay un "sobrediagnóstico".

Algoritmo

Por otra parte, constataron que no debe estimarse la presión arterial "calculando simples promedios que no proporcionan información sobre el margen de error de la estimación". Apuestan porque se haga mediante un intervalo de confianza y proponen un algoritmo para su cálculo.

"Este nuevo método permite afinar el diagnóstico visita a visita y proporciona un mecanismo para valorar si es necesario que el paciente realice más visitas para obtener más determinaciones o si, por el contrario, la información recogida hasta ese momento es suficiente para realizar el diagnóstico". Es decir, que a cada persona se le fijarían un número de consultas según lo que necesite. Una medición personalizada.

Para estos 154 pacientes hicieron la prueba con seis visitas y el diagnóstico con este método difirió del convencional en casi una cuarta parte de los casos. La mayoría eran personas con tensión normal a los que se les había indicado hipertensión.

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