Vigo se afianza como escala de los yates más lujosos del mundo. De la presencia casi simbólica de estos glamourosos buques, las marinas viguesas han pasado a registrar una frecuencia destacada para un puerto atlántico peninsular. Aparte del número, otra diferencia respecto a lo que ocurría hace apenas tres años, cuando solo buscaban abrigarse de los temporales o repostar, ahora, como ejemplificó el pasado verano el Mayan Queen IV del magnate mexicano Alberto Baillères, estos barcos llegan para quedarse hasta semanas y disfrutar de travesías por la ría. Para los próximos días Vigo espera otra arribada importante de megayates cuyo valor en el mercado supera los 300 millones de euros.
De los cuatro previstos, el primero conoce bien la dársena de Marina Davila. El Dwinger amarró en varias ocasiones en esta dársena de Bouzas, la única de Galicia con servicios y capacidad para albergar a buques de recreo de esta magnitud. Se trata de un velero muy singular, que más que por el tamaño de su eslora, 49 metros, llama la atención por los 68 metros de altura del mástil y su diseño futurista. Su construcción costó 40 millones, aunque quien pueda permitírselo podría alquilarlo por el "módico" precio de 65.000 euros la semana.
GALERÍA | La flotilla del lujo pone rumbo a Vigo. // FdV
Después de este megavelero, con Marina Davila han contactado los capitanes de otros tres megayates -Phoenix 2, Pegasus VIII, y Michaela Rose- para reservar atraque entre mañana y el domingo. El primero es el más grande de los cuatro, y de confirmarse la previsión, será uno de los mayores barcos privados que atraquen en Vigo, con 90 metros de eslora y 10 de manga. Para sacarle rendimiento al buque mientras no lo utilizan, sus adinerados propietarios suelen dejarlo en manos de empresas especializadas en alquiler náutico. En el caso del Phoenix 2, el fallecimiento el año pasado de su dueño, el hombre más rico de Polonia, Ene Kulczyk, deja el destino de este barco por definir. Algunas webs del sector llegaron a anunciar su venta así: "Valor, 87 millones de euros (sin helicóptero)".
El Pegasus VIII y el Michaela Rose permanecían amarrados ayer en Gibraltar, de donde partió también el Dwinger, éste en plena navegación anoche rumbo a Vigo. El primero cuenta con tres cubiertas exteriores sobre un casco de 77 metros de largo por 14 de ancho. Cuando pertenecía al multimillonario mexicano Carlos Peralta se llamaba Princess Mariana, pero éste lo vendió en 2008, según medios especializados, por 125 millones pasando entonces a lucir en el costado Pegasus VIII. Bastante más pequeño y antiguo es el Michaela Rose (49 metros de eslora por 8 de manga). Dedicado por completo a minicruceros exclusivos para 16 personas, luce un diseño exterior e interior muy apreciado por los amantes de la yates a motor clásicos.
Joaquín Fernández Davila, máximo responsable de la marina viguesa donde, previsiblemente, amarrarán estos cuatro megayates, incide en otra particularidad de esta arribada. "Se invierte el flujo del tráfico, ahora viene del sur, lo que prueba que Vigo ya cuenta como una escala fija para los capitanes de estos buques".
