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Fue noticia en 1879

El Vigo 'excelente'

Alfonso XIII concedió este título a la ciudad, que inició un rápido proceso de crecimiento

Grabado de la zona del Arenal en 1879. // FdV

Vigo era una ciudad 'Excelente', una distinción concedida por Alfonso XIII y que no pasó desapercibida para los políticos y empresarios de la época. El decreto fue publicado en La Gaceta, el órgano oficial del Gobierno. Se podía leer: 'Queriendo dar una prueba de mi Real aprecio a la ciudad de Vigo, provincia de Pontevedra, por su importancia marítima y aumento de su población, así como por su constante adhesión a la Monarquía constitucional, vengo de conceder a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelencia. Dado en Palacio a 16 de diciembre de 1879. Alfonso'.

La resolución fue publicada una semana después de ser adoptada. Curiosamente, la noticia pasó desapercibida durante varios días. Así hasta que Manuel Barcena Franco, alcalde en aquellos momentos, recibió la comunicación y decidió compartirla con los empresarios. Esa fue una de sus primeras grandes decisiones. Era una magnífica oportunidad para modernizar algunos aspectos de la ciudad, necesitada de nuevos servicios y también de la mejora de las comunicaciones.

Las miradas se centraron en el barrio del Arenal y también el Berbés. Ambos se encontraban muy deteriorados, hasta el extremo que en la respuesta al Rey incluso se mencionaba la necesidad de realizar un recorrido por la zona "provisto de botas" para superar los numerosos obstáculos y charcos.

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La actividad económica en la zona era intensa. Allí se ubicaban numerosas fábricas de conservas y salazones, como las de Antonio Sanjurjo, molinos de vapor, se construían barcos a vela y existía una gran empresa llamada la Fundidora propiedad de Ignacio Aymerich. Precisamente este empresario junto a José Sempere y Antonio Sanjurjo fueron los que incendiaron la necesidad de realizar inversiones en la zona para mejorar las condiciones de la misma.

El barrio contaba con dos escuelas, un convento y también el hospital militar. Allí se ubicó la sede del Banco de España, en la actual calle Oporto y que llegó a denominarse calle del Banco. Este edificio pasó a ser Gobierno Militar varios años más tarde, después el Rectorado de la Universidade de Vigo y ahora es propiedad del ayuntamiento.

Pero en 1879 era el mar el principal motor económico de la ciudad. Además de la construcción de embarcaciones, había establecidas varias líneas de comunicación con América, Francia, Holanda e incluso Filipinas. El movimiento de mercancías y pasajeros aumentaba de forma considerable todos los años, según las estadísticas facilitadas por las autoridades.

Vigo crecía y a un fuerte ritmo. El número de licencias para la construcción de casas era elevado. La zona de la calle del Príncipe era la más demandada, a aunque también en otros lugares había un notable interés por construir. Ello requería también el tener que abrir nuevas calles. El alcalde trataba de que fuera de una manera ordenada, pero no contaba con la colaboración de los vecinos. Muchos de ellos se oponían a ceder sus propiedades. En muchos casos se tenía que recurrir a las expropiaciones forzosas.

El alcalde inició una campaña para mejorar la ciudad. El primer paso fue la elaboración de un informe sobre las necesidades para entregar al Gobierno de España. Entre las peticiones figuraba la ampliación del puerto y también el invertir en los barrios más cercanos al mar. Esa era la preferencia.

Otra de las grandes iniciativas que se pusieron en marcha en aquella época fue la elaboración de un censo de habitantes. Se calculaba que en Vigo residían 14.000 personas, pero se tenía certeza real. El regidor municipal publicó una ordenanza para que realizar el censo. Fue publicado durante varias semanas en el Decano y en uno de sus apartados se destacaba la multa de 25 pesetas en el caso de incumplimiento de esta obligación. La multa era considerable. El censo es un exponente del crecimiento de la urbe. En 1.900 tenía 23.000 habitantes, según datos oficiales.

La llegada del ferrocarril, la instalación de la iluminación a gas en las vías públicas, la fundación de la Caja de Ahorros de Vigo y el desarrollo de numerosas calles, fueron algunas de las consecuencias del rápido crecimiento que experimentó la ciudad. En 1899 al puerto llegaban los soldados malheridos en la guerra de Cuba. Eso le valió el título de 'Ciudad Fiel, Leal, Valerosa y Siempre Benéfica' que en la actualidad figura en su escudo.

Fueron unos años de intensa actividad en todos los sectores. También se fomentó la construcción de albergues, nuevas escuelas y una reorganización de las calles. Todo ello contó con el apoyo del Gobierno de España, según reflejan las crónicas de una etapa histórica para una ciudad que mostraba orgullosa su 'excelencia'.

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