Paquetes, latas y botes comenzaron a llegar ayer a la nave de Sárdoma del Banco de Alimentos de Vigo de manera masiva. Más de 275 toneladas llegan estos días fruto de la campaña Gran Recogida. Aunque la donación es primordial para comenzar la cadena de solidaridad, los voluntarios que trabajan en la fundación se enfrentan ahora a la tarea más ardua, la de clasificar y almacenar los miles de kilos. El presidente de la organización, Pedro Pereira, reconoce que estos días trabajan de manera intensiva y que necesitan al menos 100 manos más para distribuir correctamente lo recogido.

El almacén comienza a llenarse de bolsas y bolsas y bolsas. "Ahora hay que distribuir los productos por tipologías: legumbres, conservas? y además darle periodicidad, sobre todo a la leche, que suele tener una fecha de vencimiento cercana", explica Pereira. El presidente se siente "muy orgulloso" de la cantidad de donaciones recibidas y del trabajo realizado por los 1.500 voluntarios el pasado fin de semana. Pero ahora necesitan un último empujón, personas que estén dispuestas a colaborar con la organización de estos alimentos. "Trabajando a buen ritmo en un mes o algo más podremos tener todo listo", considera Pereira.

El Banco de Alimentos no ha dejado de notar un aumento de la demanda de comida en consonancia con las necesidades de la zona. "En la recogida de 2014 pensamos que tendríamos productos para todo un año, pero en enero nos dimos cuenta de que las estanterías se vaciaban muy rápido", explica Pereira. Las 150 asociaciones a las que suministran los alimentos reclamaban más alimento, la distribución aumentó hasta los 120.000 kilos mensuales. "La macroeconomía ha repuntado, pero la economía de a pie, la de los trabajadores, esa no. Ahí empezamos a ver la verdadera solidaridad de barrio", recuerda el presidente. Asegura que la generosidad está en todos los rincones de la ciudad, pero es en la "gente sencilla" en la que aprecia más solidaridad. "Ellos están más próximos a las situaciones de crisis y eso los ha hecho más solidarios".

Desde las grandes superficies o desde los supermercados más pequeños, las furgonetas con bolsas de comida no dejan de llegar al almacén. El Banco tiene cerca de 100 voluntarios fijos que estos días se ven desbordados. Cuando todos los productos estén ordenados en las estanterías alimentarán a más de 25.000 personas, pero solo hasta primavera. Llegado este periodo, la fundación tendrá que recurrir nuevamente a la generosidad de los vigueses.