Samuel Montes (33 años) es uno de los últimos sacerdotes que ha sido ordenado en la diócesis viguesa. Desde su posición de vicario trabaja para que la Iglesia "se acerque" más a los fieles y recupere la posición que ha perdido dentro de la vida cotidiana de las personas.

-El número de jóvenes que se ordena sacerdote ha disminuido, ¿peligra la institución?

-Dios mandará sacerdotes. La vida cambia para todos. Antes apenas había movilidad, pero ahora con las nuevas tecnología y las carreteras un sacerdote puede atender varias parroquias.

-A la Iglesia se le acusa de ser una institución cerrada e incluso oscura.

-En algunas cosas somos estrictos pero no es así. Lo que pasa es que no se le conoce. Tenemos que acercarnos a la gente. Entretanto bueno, se cuela siempre algo malo, ¿pero esos hechos ya tienen que empañar todo el bien que hace?

-¿Cómo es la comunidad religiosa de Vigo?

-Espiritualmente fría. Tiene una gran manifestación que es el Cristo de la Victoria, pero después es fría para la acción evangelizadora.

-¿Qué le parece sus 780 euros de sueldo como párroco?

-Suficiente. Podemos vivir bien con ese dinero.

-¿Cree que la Iglesia debería pagar el IBI?

-No. Un ateo no tiene porque valorar la evangelización, pero la función social de la Iglesia sí. El IBI no lo pagan los clubs de fútbol, ni los sindicatos. La Iglesia hace una labor social mayor que cualquier partido político.

-Es una persona joven, ¿la institución debe modernizarse?

-Si nosotros nos adaptamos tanto a la sociedad que desvirtuamos el mensaje de Cristo, no. No podemos deformar su mensaje para atraer a la gente a la Iglesia. Hay temas polémicos como las parejas homosexuales o el aborto? ¿Qué sería de la Iglesia si traiciona el mensaje de Cristo?