En los tres millones de ribereños metros cuadrados repartidos entre Vigo y otros cuatro municipios de la Ría se mueven al año algo más de cuatro millones de mercancías de una procedencia tan dispar y numerosa como la que compone la ONU. Ordenados en fila, los 183.000 contenedores gestionados por el Puerto en 2014 cubrirían los mil kilómetros que separan la ciudad olívica de Barcelona, y si flotasen hasta se podrían llegar caminando sin mojarse hasta Dublín (Irlanda), a dos días de navegación de Guixar. Para las 80.000 toneladas de pesca fresca descargadas en O Berbés, un volumen que año tras año ratifica a Vigo como líder mundial, cualquier referencia se queda corta. Solo para hacerse una idea: esos miles de kilos trasladados los 365 días del año pasado en cajas y bandejas plásticas del barco al muelle, de la lonja al camión, equivalen al 40% de la cuota de capturas asignada a la flota española que faena en aguas comunitarias (200.000 toneladas). Quienes conviven día a día con este ingente movimiento -vendedores, exportadores, comercializadores, estibadores, consignatarios, marineros¬, armadores, carretilleros, policías, transitarios, transportistas, aduaneros, administrativos...- saben de su importancia en la economía de la ciudad y su área, pero muchos desconocen que entre los que trabajan dentro de la terminal y en industrias del entorno relacionadas con lo que se moviliza a pie de muelle suman 10.000 personas, cuatro mil más que la factoría de Citroën.
Ninguna otra zona portuaria gallega concentra tantas empresas concesionarias como la de Vigo, con 600; ni registra un tráfico terrestre equiparable, con una media cada minuto de nueve camiones o furgonetas entrando o saliendo del recinto; y ni mucho menos un tránsito marítimo tan elevado, con más de 3.300 escalas anuales, casi la mitad, de buques mercantes. Por algo los habitantes de este universo portuario, a la hora de calibrar la importancia de su formidable actividad, que solo en tasas reportó 20 millones de recaudación a la Autoridad Portuaria, suelen compararla con la su principal cliente, el grupo PSA. "Si Citroën es el corazón económico de Vigo, el puerto sería su pulmón".
Para José Luis Outes, catedrático emérito de Economía de la Universidad de Vigo, que analizó durante más de una década la dinámica empresarial de la ciudad divulgando los resultados en los boletines de la Fundación Provigo, "el Puerto es un espejo de la capacidad productiva de la ciudad". Por eso alerta de algunos riesgos de esa "dependencia excesiva" con dos sectores fundamentales del PIB vigués, como la automoción y la pesca. El balance de 2014 evidencia precisamente ese estrecho vínculo de la terminal marítima con ambos sectores. El tráfico portuario se redujo un 2,5% por la bajada de producción de la factoría automovilística, y de hecho, fue lo que propició que toda la pesca -congelada, fresca y conservas- con 865.548 toneladas en total, superase por 40.000 a las de la automoción.
"El Puerto es un instrumento al servicio de la industria", argumenta su presidente, Ignacio López-Chaves, por lo que entiende como "inevitable" que crezca o no en función de los principales sectores de la economía viguesa . Al margen de la innegable repercusión del recorte en la fabricación de automóviles en esas 4.087.398 toneladas contabilizadas por todo el tráfico portuario, el dirigente portuario destaca el principal dato positivo del balance de 2014: el aumento en dos puntos de la cuota de la mercancía más preciada, la denominada general, que representa el 90,4% de los más de 3,7 millones de toneladas del año pasado. La mercancía general no incluye graneles sólidos ni líquidos; tampoco pesca fresca ni los avituallamientos. Por contra, abarca carga muy diversa, como las piezas auto, la pesca congelada, el granito elaborado, la madera, las conservas... "No solo vale mucho cuando llega sino por el valor añadido con el que puede salir de aquí", subraya López-Chaves.
El 63% de toda esta valiosa mercancía viaja en contenedor, la modalidad de transporte que todos los puertos del mundo quieren potenciar. Xoán Martínez, director general de Kaleido Ideas & Logistics (antes Grupo Vasco Gallega), uno de los principales operadores portuarios, coincide en el "gran futuro" del tráfico conteneirizado, pero matiza: "No debe cometerse el error de desdeñar por ello el de carga general en convencional, en donde Vigo [1.031.075 toneladas en 2014] tiene una posición privilegiada y con claras posibilidades de crecimiento". Martínez recalca que el Puerto vigués "no es solo pesca y automoción; es granito, madera, pizarra, aluminio, eólicos, cemento, ...", y el aumentar del volumen de algunas de estas mercancías o la captación de nuevas "pasa por ser más competitivos". ¿Cómo? "Mejorando los costes y las condiciones de la estiba", propone.
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Líder mundial en pesca, y gallego en carga y pasaje
- La rápida lectura de las estadísticas portuarias de 2014 relega al puerto de Vigo, con 4 millones, al tercer puesto en Galicia en volumen de tonelaje por detrás de Ferrol (13 millones) y A Coruña (12). Es su posición tradicional en esa clasificación al contar con muy pocos tráficos graneleros frente a los generados por las refinerías de petróleo y gas del Norte. Pero cuando se excluyen los graneles, tan pesados como poco valiosos, Vigo se convierte, con 3,4 millones, en líder gallego del ranking de la calidad, el de "Mercancía general", donde computan los vehículos, piezas auto, granito, conservas... Ocupa el octavo puerto español en este apartado y el séptimo en número de contenedores, que con 183.000 transporta el 70% de toda esa valiosa carga. En el resto de apartados, Vigo figura muy por delante de los otros cuatro gallegos. Como en cruceristas: 176.000 frente a los 129.500 de A Coruña o los 39.000 de Ferrol, aupándose al octavo puesto nacional y en el primer puerto de pasaje del norte español. En cuanto a pesca, por algo se le conoce como el primer puerto del mundo en capturas para consumo humano. Entre la congelada (764.119 toneladas) y la fresca (79.978) suman 764.119.
