El pianista catalán Enrique Bagaría regresa al ciclo de cámara de la Sociedad Filarmónica de Vigo tras el buen sabor de boca que dejó hace ahora tres años. Esta vez, el ganador de la 52 edición del concurso María Canals -el primer español en 40 años- viene acompañado por el grupo de cámara gallego Airas Ensemble. La esperada cita es mañana a las 20.15 horas, en el Centro Cultural Afundación.

- ¿Cuál es su relación con el Airas Ensemble?

- Es la primera vez que toco con ellos. Con el único que había tocado antes es con el clarinetista Vicente Arbeloa, con otras formaciones. Con el fagotista, Santiago López, estudié en Munich e incluso compartimos habitación.

- ¿La colaboración surge por amistad?

- Nos conocemos del mundillo y siempre tuvimos ganas de tocar juntos. Surgió este proyecto y espero que sea el primero de muchos.

- Así, con otro tipo de formaciones, se pueden tocar otro tipo de repertorios. ¿No?

- Sí. Lo bueno es que, en este tipo de formación de vientos con piano, siempre puedes alternar con quintetos, sextetos e, incluso, tríos. Es bastante flexible.

- ¿Cómo se siente más cómodo? ¿En recitales, como solista con sinfónicas, en grupos de cámara??

- Son trabajos completamente diferentes y hago de todo. Quizá, con lo que me sienta más cómodo sea con la música de cámara, porque interaccionar con compañeros resulta más gratificante. Das y te dan. Hay una sinergia de energía interesante. Cuando estás solo, lo tienes que hacer todo tú.

- ¿Con qué programa vienen?

- Consta de tres obras. Intervengo en el "Quinteto para vientos y piano" de Mozart y en el "Sexteto para quinteto de vientos y piano" de Poulenc. En el medio, los cinco vientos interpretan a Jacques Ibert.

-¿Cómo describiría el concierto?

- Son obras cumbre dentro de su género. El propio Mozart dijo que este quinteto es la obra de cámara más bonita que le había salido. En una carta a su padre, dijo que estaba muy satisfecho de ella. El sexteto de Poulenc es una obra muy conocida, con un lenguaje muy diferente. Contrastan mucho entre sí, no hay un hilo conductor. Cada una tiene su propio mundo y su propio mensaje. El concierto de Mozart es más íntimo, lírico o romántico. El Poulenc es más virtuosos, más teatral, en el buen sentido de la palabra, y con más carácter.

- ¿Alguna de ellas tiene un especial significado para usted?

- Quizá el quintento de Mozart, porque es una obra que siempre me ha enamorado y he querido tocar. En los dos últimos años, pude hacerlo en varias ocasiones.

- ¿Qué proyecto o reto especial tiene ahora entre manos?

- Lo más interesante es un recital en el auditorio de Barcelona, en mayo, y la grabación de un CD de sonatas de Haydn.

¬¿Por qué Haydn?

- Es uno de los compositores que más me gustan y con los que más me identifico.

- ¿Por su sentido del humor?

- Exacto, entre otras cosas. También por ese lenguaje tan fresco.