Plató casual de cine en la película De Bares, escenario de jazz y punto de referencia para amantes del piano y del arte o la tertulia, el histórico bar Hipólito en As Travesas se enfrenta a un próximo cese de actividad. "Poli", como llama a su propietario Hipólito Aballe la clientela más fiel, reconoce el cierre este año aunque con la boca pequeña. Con el alquiler de renta antigua a punto de vencer y otras cuestiones de salud aunque la decisión está meditada, prefiere no hablar mucho del tema. Como para quitarle importancia o quizás, por la propia filosofía del emblemático local ubicado en la avenida de Castrelos, se centra en el ahora, "vivir el momento".

"Durante un concierto, el pianista y yo nos miramos y en aquel instante de silencio, nos dimos cuenta de que se oía el segundero", indica Hipólito sonriente mirando hacia su reloj de pared. El respeto por el momento artístico y la atmósfera musical forman parte de esa magia que perdura. También por eso, las actuaciones, que han sido centenares continúan, girando hasta el final.

Ataviados con trajes elaborados por la mano de Gene Cabaleiro en los ochenta, un homenaje sorpresa convocó a muchos nostálgicos de aquella moda viguesa y, ante todo, amigos del diseñador textil, en una cita la noche de este último viernes que tuvo mucho de especial y más de emotivo en el Hipólito. Un desfile informal sorprendió al propio Gene Cabaleiro que, con la firma homónima y con su otro logo D'aquino, llenó las perchas de muchos caballeros de capitales europeas y americanas en aquellos tiempos.

Cuando Italia y Francia se erguían como capitalizadoras del diseño, en el Estado se apostó por el 'made in Spain' creando productos con valor añadido y Galicia se apoyó en la creatividad de los nuevos talentos y las firmas de autor. Muebles de aires posmodernos y acordes vibrantes como los que sonaron en el homenaje del viernes -como los de Golpes Bajos-, revistas como La luna o Tintimán y ferias como Arco acompañaron el recuerdo de aquel momento.

Más recientemente se celebró un concierto de piano y clarinete de la profesora Blanca Palomar y se organizaron actuaciones de una veintena de alumnos de piano y piano complementario -acompañados por sus propios compañeros con otros instrumentos- de todos los cursos del Conservatorio Profesional de Vigo. Los conciertos y actividades se cuentan por semanas.

"El momento único" es lo que ha importado siempre allí. Las voces de Miles Davis, Charlie Parker o de Stéphane Grappell se han encargado de transformar el tiempo. El pasado y el futuro no existen en el local o más bien, ambos se quedaron atrapados en un presente continuo. Las mesas de mármol originales y el mobiliario que, en general, ha sufrido pocas variaciones en las últimas décadas, también contribuye.

Enmarcada en la pared, una gran fotografía del Instituto Santa Irene construido en medio de un paisaje sin asfalto, glorietas ni aceras, encaja con la historia del local, que ha acogido a varias generaciones. Los orígenes del Hipólito se remontan a 1959, cuando los padres del actual dueño, Hipólito y Trinidad, llegaron de Nigrán para abrir en Vigo su bar.

Hipólito Aballe propone una reflexión sobre el tiempo y las artes. Pero como el tiempo es caduco y eterno, quedará colgado de la pared como ese cuadro colorista de Fino Lorenzo que preside la barra del bar Hipólito, el recuerdo de ese local que seguirá existiendo en la memoria haya o no cerrado su puerta y ventanas rojas.